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Fíchame despacio que tengo prisa

El Barça necesita cada década o cada lustro reformas estructurales como la que en breve veremos en el Camp Nou. La mayor la acometió Cruyff a finales de los 80 y fue tan profunda que marcó un cambio de era. Igual que en las narraciones históricas se habla de antes o después de Cristo, en el barcelonismo hablamos de antes o después de Cruyff. La reforma era de calado, con la directiva enfrentada a una plantilla sublevada. Tardó dos años en ajustar el encofrado. Al tercero abrió el ciclo de cuatro Ligas seguidas y la primera Copa de Europa, lo nunca visto. Cada cierto tiempo, por fatiga de materiales, había que sustituir algunas piezas, y ya se sabe que cada arquitecto necesita su librillo. A Rijkaard le llevó un año y a Pep Guardiola y a Luis Enrique el mes y medio de la pretemporada, aunque en su caso tenían a Messi, que aceleraba los plazos. En lo que sí coincidieron todos (Venables, Van Gaal, Vilanova,…) es en disponer al menos del verano para fichar con calma antes de someterse al test de stress de La Liga.

Xavi ha tenido que empezar las obras a mitad de temporada y con goteras. Encima se ha desatado hace unos días una ciclogénesis que ha afectado a una de sus vigas maestras y al ecosistema arbitral. Por lo visto ante el Rayo va a necesitar tiempo…y alguna nueva remesa de materiales.