Piqué llamó a la puerta del Emérito

“Rubi, ¿crees que acercándonos al Rey… puede ayudar… que tiene muy buena relación con la gente de allí, con los reyes o quien sea de los saudíes? Porque podemos entrar fácil. Yo creo que es… Tú supongo que también puedes entrar… Pero creo que el Rey aquí nos podría ayudar seguro. El Emérito, ¡eh!”. Y Rubi (Rubiales) contesta prudente a Geri (Piqué) que no está bien que la Federación se dirija al Emérito saltándose al Gobierno. “Nos pasará factura”. Eso supimos ayer. Eso más el intento de envolvente a David Aganzo para que, previo vídeo en el que Messi le diera coba, la AFE aprobara las nuevas fechas metidas a martillazos en el calendario.

Así que el capitán del Barça, club esgrimido por tantos independentistas como bandera de su causa, se dirigió al Borbón transterrado para solicitarle servicios de conseguidor (vía Susanna Griso nos llegó que el Emérito rehusó la propuesta de encuentro). Piqué (Geri) y Rubiales (Rubi) defienden que todo es legal. Y sí. ¿Pero es decente? Algún día leí que “un caballero es la persona que no hace ciertas cosas aun cuando la Ley, la Iglesia y la mayoría las aprueben o las permitan”. Este manoseo de todo y de todos (Comité de Ética de la Federación, disuelto desde aquello, AFE, Valencia, Atlético, la rivalidad Arabia-Qatar) deja demasiado olor a podrido.

Y queda un rescoldo, que Simeone se encargó de agitar ayer. Se despierta la sospecha de que el negocio está montado sobre la idea de que nunca falten ni Madrid ni Barça. Justo este año ninguno de ellos está en la final de Copa. El Madrid tiene LaLiga, el Barça pelea codo a codo la segunda plaza con Atlético y Sevilla más el Betis apretando por detrás. A los árbitros, metidos en el pozo de confusiones que les han creado las nuevas normas, el VAR y Medina Cantalejo, que lo ha empeorado todo, sólo les falta que prospere la idea de que el fin de LaLiga va a estar “peligrosamente preparado” para que el Barça sea segundo. Pero eso ya no se puede evitar.