Un Geta sin fe ni resistencia

No fue un buen día para el Getafe. Un equipo asustadizo en el que Gonzalo Villar empezó muy bien, pero estuvo solo en el intento de manejar a un equipo sometido. Hasta el minuto sesenta y siete mantuvo la esperanza más que la vida, porque en ningún momento ofreció pelea. Resistió media hora sin apenas dar respuesta ofensiva y cuando encajó el primer gol siguió conformándose con la idea de alargar el partido por si el Madrid se relajaba y permitía un final en su área. Cuando Lucas hizo el segundo con retrato a Olivera incluido, se acabó.

En el mejor escenario posible el Geta ofreció su imagen más triste. Confiaba en un Real Madrid despistado por el ajetreo de la Champions y no lo encontró. Quique rectificó en el descanso cambiando piezas, pero no el espíritu. Borja Mayoral y Aleñá se fueron antes de aparecer. Fue lo que más temía, un equipo sin alma. Mejor sin fe. Nunca creyó que podía hacer daño. Solo al final Ünal miró a la cara de Courtois.

En el diván de la semana también habrá conclusiones positivas. Una pizca de orgullo final, una buena dosis de orden inicial y sobre todo, un colchón sobre el descenso que permite dormitar en los partidos imposibles. Uno de esos días que hay que olvidar rápido. La superioridad del rival fue manifiesta, nadie recordará el paso del Getafe por el Santiago Bernabéu. El objetivo está cerca y esta página está pasada.