Un prodigio del Madrid
Benzema es infinito. Y el Real Madrid también. El equipo de Ancelotti descorchó, posiblemente, su mejor actuación global de la temporada en un momento y escenario idóneos. Nunca es un cualquiera en Europa, menos cuando huele a sangre. Enfrente tuvo un rival mal parado en el campo y caótico en su forma de buscar presionar al Madrid. Pese a tener buenos tramos con el balón, el Chelsea no se asemejó en nada al del curso pasado y un tornado le pasó por encima. Fue un Benzema monumental el que no tuvo piedad de él. Nadie discrepa ya sobre su consideración futbolística, pero va camino de aumentar todavía el rango de sus logros. No hay cabeceador en el mundo de tanta plasticidad y belleza técnica en los remates. Tampoco nadie mejor en los apoyos. Verlo en Stamford Brigde fue sublime. Benzema jugó a lo grande y su equipo hizo lo mismo.
Las portadas se las llevará Benzema, pero Ancelotti también tuvo la razón de su parte. La alineación de Valverde como cuarto centrocampista o quinto defensa, en función de la jugada, le salió redonda como sucedió en la Supercopa contra el Barcelona. El uruguayo hacía las veces de lateral en fase defensiva y su presencia endureció el escudo blanco. En las transiciones galopaba. Por la derecha se protegió bien el Madrid, por la izquierda desnudó al Chelsea. Kroos monitorizó la salida sin que nadie lo presionara. Craso error de Kanté, que Tuchel tardó un siglo en corregir. Bajo la batuta de Kroos, el Madrid puso en ventaja a Benzema y Vinicius. El delantero se retrasó para brindar en los apoyos y el extremo brasileño se encargó de sacar de zona a Christensen, incapaz después de rectificar corriendo hacia atrás. El contexto no favoreció al danés, pero alguno en el Barça se tirará de los pelos. Por si fuera poco, Modric tuvo el criterio de siempre y Casemiro recuperó el sentido ordinario de hacer mejor a los de su alrededor. La mejor versión del brasileño regresó en una noche señalada.
Kroos, siempre solo
Desajuste continuo del Chelsea en la presión sobre el alemán durante el primer tiempo. Kanté se quedaba en tierra de nadie. La conexión de Kroos con Vinicius y Benzema se allanaba. Tenía todo el espacio del mundo.