Media Liga en el horno
Tres puntos de oro.- Antes de sacar el pañuelo lacrimógeno mirando nuestro ombligo castigado por el alarmante bajón de juego registrado por el futuro campeón de Liga desde el Clásico, conviene quedarse con la botella medio llena y analizar el solomillo del menú. Este triunfo de Balaídos vale su peso en oro. Ganar en Vigo era comprarse un traje de acero inoxidable para blindarse ante las últimas ocho etapas del campeonato. Además, suponía trasladar la presión al Barça y al Sevilla, que ya se estaban frotando las manos ante un hipotético pinchazo que solo existió en sus cuentas de la lechera de nunca jamás. Ya les dije que lo del Clavo Ardiendo tiene copyright en el Paseo de La Castellana, a la altura del Bernabéu, y que en ese terreno los demás son meros aprendices. De hecho, Barça y Sevilla saben que mañana en el Camp Nou se despedirá del título uno de los dos (el que pierda) o incluso los dos a la vez (si empatan). El Madrid descargó en Balaídos la mochila del naufragio del Clásico. Pero eso ya es historia. Lo importante es que la tropa de Ancelotti (que sufrió de lo lindo desde su domicilio madrileño) ya no pisará más cáscaras de plátano. Ganando en Vigo ha dado un paso de gigante para empezar a tocar las asas de la Liga 35...
La polémica.- Antes de que me empiecen a echar los perros, ya mismo afronto el tema de la actuación arbitral. Para empezar, el partido dejó cuatro jugadas polémicas. En la moviola, regentada en AS por nuestro Iturralde González, asume que en las tres primeras hubo un acierto pleno de González Fuertes y del VAR. El gol estaba bien anulado (Aspas, en fuera de juego, impide sacar el balón a Alaba) y los dos primeros penaltis a Militao y Rodrygo son de libro. Solo me parece muy riguroso y poco pitable el de Mendy. Pues si de cuatro acciones aciertas en el 75%, en el colegio sería un notable. La cuestión no es arbitral (el Barça que no se queje, que sigue siendo el único equipo de las cinco grandes ligas europeas al que no le han pitado un solo penalti), sino futbolística. El Madrid lleva unos partidos malos, con poco control del juego, incapaz de dominar el tempo de los encuentros y jugando a la ruleta rusa de sus tres salvadores incuestionables: Courtois (el mejor portero de todas las galaxias), Modric (volvió a ser ovacionado al ser sustituido) y Benzema (lleva 34 goles en la mejor tarjeta de su carrera profesional). El líder va con el gancho y juega sin esa gracia que tenía hasta hace unas semanas. Pero la Champions cura en este club las heridas y seguro que en Londres veremos el miércoles esa versión continental que causa tanto respeto en toda Europa. Al loro, que no estamos tan mal...
Juanito ya lo hizo.- Quizás se salvó el Madrid del fiasco ante un buen Celta (Iago Aspas es un admirable demonio futbolístico) por la influencia emocional de Juanito, que nos dejó para siempre hace justo 30 años. El 6 de abril de 1986 el Madrid arrasó Balaídos ante el Celta de Baltazar (1-5). Luis Molowny, ese canario de oro apodado ‘El Mangas’, alineó un once valiente con cinco delanteros: Juanito, Valdano, Hugo Sánchez, Cholo y Santillana. Con 1-4 en el marcador, Juanito metió un golazo desde 30 metros, que coronó la manita. La primera de las cinco Ligas seguidas del equipazo de la Quinta del Buitre quedaba apuntalada en Vigo. Ese golazo de Juanito fue digno de un genio. Lo que él era. Seguro que si hubiese jugado hoy habría discutido con sus compañeros. Él quería ganar siempre y hacerlo bien, jugando con grandeza y poderío. No fue el caso...
El Chelsea.- Aunque cayese derrotado de mala manera ante el Brentford de David Raya y Eriksen (1-4) es un lobo con piel de cordero. O espabilamos o nos echarán como hace un año. Hay que volver a ser el Madrid.