Esperando al Lugo, sin margen de error
El Real Valladolid, que superó en Alcorcón con más pena que gloria la primera de las diez finales por el ascenso directo, vislumbra ya su próxima estación. El Lugo visitará el estadio José Zorrilla para examinarnos y ponernos a prueba, una piedra de toque que nos mostrará si hemos tocado fondo tras la crisis de juego por la que estamos pasando. Las sensaciones no han sido las mejores en los últimos tres partidos, en nada se ha parecido este equipo al de la racha de once jornadas invict. Si bien ante el Oviedo tuvimos la excusa de haber jugado con uno menos durante muchos minutos, ante Las Palmas, y sobre todo frente al Alcorcón, la actuación de los nuestros dejó bastante que desear; no reconocerlo sería ponernos una venda delante de los ojos, porque no hay más ciego que aquel que no quiere ver. Ahora bien, sí que es verdad que desde la victoria es más fácil trabajar para mejorar y volver al camino correcto, y la esperanza puesta está en que a peor es difícil ir.
De aquí al final de temporada el Real Valladolid va a tener que seguir un angosto camino repleto de piedras y obstáculos, incluso le va a tocar cruzar algún puente haciendo equilibrios sobre el alambre. El ascenso directo está en nuestras manos, pero el margen de error es muy estrecho. No creo que nos vaya a valer solo con ganar los cinco partidos de casa para ascender. El Almería ha acusado la baja de Sadiq, pero el delantero nigeriano regresará. Todos tenemos la vista puesta en ese partido dónde nos veremos la carita con los de Rubi, y a ese partido deberíamos llegar como mal menor en la situación en la que estamos, pero sin fallar nosotros en ningún partido en los tres que tenemos antes. Digo esto porque no me fío del Girona; hoy en día veo más probable un tropiezo del Almería que del equipo de Míchel. Es verdad que tenemos un colchoncito de seis puntos con los gerundenses, pero cuidado, que no es insalvable la distancia. Cada partido de aquí al término del campeonato va a ser una final, lo fue ya el enfrentamiento de Alcorcón, y ojo que viene el Lugo. El equipo de Rubén Albés es un hueso duro, el que menos partidos ha perdido hasta el momento de la categoría, el rey del empate, lo que pone de manifiesto que no será fácil.
Creo en el Real Valladolid de Tenerife, me inquieta el de Alcorcón, pero tengo fe en Pacheta y en los jugadores. La afición sé que va a responder, siempre lo ha hecho en los momentos más importantes. Y así, de esta manera llegamos a los instantes más decisivos, con un Real Valladolid que afrontará este sprint final de temporada con un mínimísimo margen de error.