Inexplicable Madrid
Murió tantas veces para no morir nunca. Es la historia del Madrid en la Copa de Europa, que tanto pesa, que le hace ganar sin saber cómo. Hay que reconocerle una condición que le hace singular. Ante el PSG pudo caer hasta goleado por momentos, sueltos Messi y Neymar entre líneas, incontenible Mbappé al espacio. Pero emergió con la fuerza del que nunca se ve perdido. Una ráfaga imparable de Benzema, la excelencia histórica de Modric, las galopadas de Vinicius y Rodrygo y la dimensión física de Valverde y Camavinga en la medular borraron a un PSG al que le atacaron los viejos fantasmas. El arrebato futbolístico del Madrid, en el que se dejó todo, resultó emocionante.
Ancelotti prosiguió con su cambio de estrategia que ha liderado desde la derrota en el Parque de los Príncipes. El Madrid volvió a presionar arriba, pero no lo hizo bien. Se partió con facilidad, las vigilancias fallaron por todos los lados y quedó a merced del PSG. Verratti superó esa primera presión, Neymar y Messi se agigantaron a los lados de Kroos y Mbappé voló en las rupturas. Con balón tampoco se encontró el Madrid, dependiente en exceso de Benzema en los ataques organizados. La banda derecha con Carvajal y Asensio, nada nuevo, no aportó, mientras que Kroos tampoco estaba para mucho. El PSG tomó la posesión en rondos infinitos y apuntó a Courtois en demasiadas ocasiones sin que el escudo blanco diera resistencia.
Parecía un imposible que el Madrid pudiera dar con la manera de meterse tan siquiera en la eliminatoria. Ancelotti reformuló al equipo con las entradas de Rodrygo y Camavinga, después de Lucas, que resultaron claves en la mejoría blanca. Pero fueron Benzema y Modric los que olieron el poder de la gesta que estaba por llegar. El Madrid empató sin saber cómo y el PSG se desconectó desde ese momento. Otra vez se quebró como bloque, siete y tres, con Messi, Neymar y Mbappé fuera de escena. Su respuesta emocional fue terrible. Se acongojó y el Madrid le pasó por encima en una media hora final que unió pasado y presente. Se comió al PSG con una presión asfixiante, apeló a su historia y alcanzó una remontada mayúscula que define su identidad. No se puede explicar. Es algo extraordinario.
Atacar el espacio
Vinicius rompe al espacio para generar el desequilibrio. Achraf está fuera de foco y Danilo no podía llegar a todo. Es el inicio del 2-1. El brasileño, a su manera, fue también clave en la victoria. Es un jugador distinto para todo.