Dijo el Cholo tras la victoria del Atlético en el Benito Villamarín: "João Félix se seguirá enojando conmigo, pero con el tiempo lo agradecerá". Qué gran noticia sería para la familia rojiblanca que el Menino no se enojase más en lo que queda de temporada, porque sería la demostración de que sigue en la línea que empezó contra Osasuna. El portugués debe interiorizar que puede realizar un buen partido sin brillar, como por ejemplo lo hizo ante el Celta, cuando sin marcar sumó en el aspecto colectivo. Esas son virtudes que ya consiguieron en su día Griezmann, Carrasco y Lemar. Y ese es el gran desafío del míster argentino -y reconozco que después de casi tres años yo ya tenía pocas esperanzas-, conseguir que João no dependa de una genialidad para destacar en una crónica.

Lo normal en este Atlético de Simeone es que el jugador se adapte a las exigencias del argentino. Y no será que no entiendo al Menino, que desea jugar más tiempo cerca del portero rival y disfrutar teniendo más posesión de balón para desplegar un talento único en la plantilla rojiblanca. Pero que no te confundan, para ello también hay que activarse tras pérdidas, para ello tiene que currar manteniendo un ritmo alto y multiplicar esfuerzos para conseguir la pelota.

Y si no, que se lo pregunten a los Foden, Bernardo Silva, Mahrez, Sterling, Luis Díaz, Mane, Salah, Luis Díaz, Dani Olmo, Ferran Torres, Sarabia... Todos ellos entrenados por los top actuales, Guardiola, Klopp, Luis Enrique o el mismísimo Tuchel, técnicos que también se enojan si no interiorizas que el equipo es la prioridad, aunque estén empadronados en campo rival. Ojalá que Pamplona haya sido el punto de inflexión de João, como en su día San Mamés lo fue para Griezmann. Siendo un jugador más completo te ahorras algún enojo.