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La Real duró diez minutos

La ilusión de la Real Sociedad en el Santiago Bernabéu duró diez minutos, los que fueron del inicio del partido al penalti de Carvajal sobre David Silva, y la posterior resolución de Mikel Oyarzabal. Porque a partir de ahí el Real Madrid despertó, los txuri-urdin volvieron a defender en bloque demasiado bajo, y el desenlace de la historia se veía venir. Porque si al equipo de Carlo Ancelotti, estando enchufado y centrado, le das todo el campo para pensar y elaborar, al final te acaba ejecutando. Es imposible creer en sacar algo de un escenario como el de Chamartín limitándote solo a defender. Ni siquiera teniendo una ventaja de un gol. Por eso no entendí porque en el plan de Imanol Alguacil no se contempló la posibilidad de mantener la intención de seguir rondando la portería de Courtouis.

Supongo que si Luka Modric pisa el acelerador, todo se pone más cuesta arriba para cualquiera. Y eso influye. Pero el comienzo de la Real Sociedad fue tan esperanzador en el Bernabéu que lo que llegó después es verdad que duele un poco más. Porque de forma inconsciente te crees que puedes sacar algo más. Pero se echó de forma demasiado descarada. Y lo cierto es que no estaba pasando excesivos apuros, pero cuando tienes un plan defensivo tan claro, debes intentar hacer más daño con el balón, meter miedo de vez en cuando con algún zarpazo, para que el dominio blanco no fuera tan abrumador. Pero con balón esta vez no estuvieron nada bien los txuri-urdin. Y el castigo justo llegó con dos golazos desde fuera del área de Camavinga y Modric.

Sí, han leído bien, castigo justo. Porque una vez más se demostró que cuando la Real se pone en formato más reactivo que proactivo, rara vez saca salgo positivo. No es un equipo de esperar al rival, sino más de buscarle e ir a por el partido. Y eso ya debería haber quedado claro antes de plantear este partido. Y no me refiero al sistema, al mantra de los cincos defensas. Es más la intención con la que se juega. Entiendo que Imanol sabe mejor que nadie cómo están sus jugadores físicamente, que llegaban castigados después de jugar nuevamente entre semana, condicionados por las bajas y con el desgaste acumulado que llevan encima. Y quizá por eso hubiera sido un suicidio anticipado salir a jugarle a campo abierto al Real Madrid en su campo. Pero pensando sólo en defender también es imposible.

Hay un término medio que nunca se vio en la Real, salvo en los diez primeros minutos, los que duró viva la Real en el partido, aunque los goles blancos tardaran más en llegar. Honestamente, viendo el final del partido, hubiera preferido esa Real valiente y agresiva de Imanol que esta temporada nos está costando tanto ver en los grandes escenarios, sustituida de forma reiterada por una Real más racional, estratega y defensiva, un traje que le va fatal a este equipo. Y me da mucha pena, porque empaña todo lo bueno que también están haciendo los donostiarras, como bien señala su trayectoria, que una vez más va a quedar ensombrecida por el enésimo resultado abultado de esta temporada.