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PSG, prepárate. No era un día más en los alrededores del Bernabéu. Esta afición sabia y versada en la materia de las remontadas con Matrícula de Honor sabía que la eliminación del PSG debía empezar hoy ante la Real Sociedad de Imanol. Por eso me encontré los bares llenos de aficionados que no paraban de cantar, de arengar al equipo, de pedir un triunfo holgado ante los donostiarras que sirviese de pista fiable para lo que suceda el miércoles ante Messi, Neymar, Mbappé y compañía. Pinchar ante Oyarzabal y los suyos era desinflar el globo de la ilusión. Esta remontada dura 180 minutos y los primeros 90 han terminado con un final feliz, apoteósico y perfectamente guionizado. Encima marcó primero la Real, lo que se convertía en la primera remontada dentro de la remontada global. Más a más. Ahí arrimó el hombro la grada, sabedores de que esta semana le toca a ellos ponerse el mono de trabajo y empujar a la tropa del sabio Ancelotti con su aliento. De hecho, cuando acabó la exhibición del futuro campeón de Liga, los 52.410 espectadores que casi llenaron las gradas obligaron a sus héroes a volver al centro del campo para abrazarse a ellos y darles un nuevo aliento para la gran cruzada del miércoles. Nadie se fue antes buscando el Metro o el autobús para volver a casa. La comunión entre la afición y el equipo fue total. Por eso y sin ningún tipo de triunfalismos se puede afirmar con rotundidad que esto huele a REMONTADA.

Era una final. Lo importante es que el equipo no se distrajo con lo que se avecina. Sabía que pinchar era dejar escapar una oportunidad de oro para abrir brecha con ese Sevilla que no pasó del empate en Vitoria. Dejar a ocho puntos a los de Lopetegui era dar un nuevo puñetazo en el tablero de la Liga, a su vez desmoraliza a sus perseguidores (no sé si hoy Xavi y Laporta seguirán diciendo e insistiendo en que su Barça puede ganar el título, y permite a los pupilos de Carletto poner desde ya sus cinco sentidos en la ‘final’ europea de este 9-M. Remontar ante el PSG, con el trasfondo de la Superliga detrás y la mirada revirada de Ceferin en connivencia con su amigo Al Khelaïfi, supondría un plus añadido ante la posible gesta. No sé si ganaremos la 14ª este año, pero si el Madrid tumba en la lona a la tropa galáctica del PSG sabrá como empuñar un asa de la Champions. Me consta que las aficiones de todos los grandes equipos de Europa que no son clubes-Estado van este miércoles con el Madrid. El triunfo de la pureza sobre los jeque-dólares, el triunfo de la historia que tú hiciste y la historia por hacer sobre ese equipo artificial convertido en un sector de ocio de Disneyland París.

Eduardo y Luka. Ellos nos regalaron unos minutos de locura antes del descanso. Sus misiles desde la lejanía pusieron patas arriba el Bernabéu, que se olvidó de esos deslices arbitrales a los que el personal ya está acostumbrado por aquí (penalti a Casemiro no pitado y gol anulado a Benzema por el pelo de una gamba). Camavinga y Modric pusieron al público en pie. Un arreón de Champions, un arreón de remontada. La goleada llegó sola después. El simulacro fue un rotundo éxito.

Ellos sí creen. El feliz liderato va por Mikel Mula Oliver, de Berriz, Juan Gorbano, del grupo ‘Raulistas’ de Montoro (Córdoba), Zeljko ‘Charly’ Perisa, el croata que más sabe de fútbol y un enamorado incondicional de Modric, Manuel Lucena, de la peña Peñón de la Mata de Cogollos Vega (Granada), los vikingos de Castuera (Badajoz) y por Juanjo Crespo, socio 11.024 del Real Madrid que hace una labor impagable con los niños con discapacidades en Torrejón de Ardoz. Todos sois dignos de ser partícipes de estos 120 años de maravillosa historia.