El mejor preámbulo para el PSG

La antesala europea, estación donde no le queda margen de error, aproximó al Madrid a lo que debe ser. No hay duda de que hay un cambio latente en la propuesta defensiva, más atrevida ahora en favor de una presión que quiere recuperar Ancelotti para lo que viene. Se sacudió la visita de una destemplada Real Sociedad con una actuación poderosa. Estuvo solvente y vivo. Alrededor de Alaba y Modric, que se adueñaron del partido, cimentó una remontada con una impronta distinta. Su circulación fue rápida, la presión no vaciló como otras tantas veces y el bloque tampoco se desunió a excepción de la jugada del penalti de Carvajal, que otra vez se pasó de vehemente. En esa jugada también chirrió el trote de Camavinga en el balance. Pero esto fue un simple borrón en un partido de redención.

El Madrid acható a su rival en su propio campo. Y la Real Sociedad malogró su ventaja porque descuidó la posesión de balón en la salida. Pocas veces se la ha visto tan descontrolada. La intención de atraer con los pases de Remiro no cuajó y cada vez que Illarra recibió fue un verdadero problema. El Madrid defendió hacia delante y asumió los riesgos pertinentes. Como el balón era cosa blanca, pocos futbolistas tienen la capacidad creativa de Alaba y Modric en sus posiciones. El defensa austríaco orientó el juego desde atrás con pases verticales. Su intervención equilibró la ausencia de Kroos en el eje izquierdo. Con Alaba mandando en el inicio, Modric aceleró entre líneas ante una Real parapetada atrás y afectada por su propia pasividad. Al croata no se le puede dejar pensar, es un privilegio que nadie se puede permitir. La condición mayúscula del croata no se agrieta con el paso del tiempo y bajo su bandera el Madrid agranda su fe. Fue un equipo insistente, bien armado y con tensión en todos los aspectos del juego. Como preámbulo de lo que tiene que ser contra el PSG no estuvo nada mal.

Continuar tras el robo

Alaba intercepta un balón en largo de la Real Sociedad, se asocia con Benzema y rompe con un desmarque a la espalda de la zaga visitante. El austríaco controla la escena y su atrevimiento da variantes ofensivas al Madrid.