El Madrid se carga de fe ante el PSG

No fue un partido más de LaLiga, fue una cita del madridismo consigo mismo para conjurarse con el PSG ‘ad portas’. Fue lo que en teatro se llama un ensayo general con todo, así que el aficionado, que lo adivinó, acudió en gran número y cargado de los mejores deseos. Fue la mayor entrada desde el derbi y con un deseo de disfrutar una emoción propia de las grandes noches europeas. Nada que ver con el ambiente frío y del último día, ante el Alavés, cuando Asensio reclamó calor a la grada. Anoche la gente fue al Bernabéu a anticipar las sensaciones que espera vivir el miércoles. Y las vivió. Gozó la experiencia de una vibrante remontada.

Porque como ensayo general que era, hacía falta un gol en contra y los hados lo propiciaron. El Madrid salió presionando arriba, como había anunciado Ancelotti, pero sin vigor ni ciencia, desparramado. La defensa de la Real encontraba con facilidad la salida y mandaba balones peligrosos a su delantera y uno de ellos acabó en un penalti que transformó Oyarzabal. Por algún rato pareció que esa presión alta era suicida. Pero antes de la media hora de juego empezó a funcionar y lo hizo hasta tal grado que la Real se aturulló y el Madrid dio la vuelta al marcador con sendos tirazos de Camavinga y Modric entre los que se intercaló uno de Benzema que borró el sexador de pollos.

Lo más llamativo fue la intensidad del ataque del Madrid cuando se acercaba el descanso. Se diría que el partido estaba acabando. Y fue igual de llamativo que el apretón constante continuara con el 2-1, el 3-1, y el 4-1. Un Madrid de ambición desatada quería matar dos pájaros de un tiro: colocar al Sevilla a 8 puntos y cargarse de moral ante la visita del PSG. Por tiempos tuve la impresión de que Ancelotti consideró el partido de anoche como la primera parte del de este miércoles. Así se lo tomaron los jugadores y así también el público. Y resultó una noche redonda, adornada además con la derrota de los parisinos en su visita al Niza.