Con Ferrari nunca se sabe
Daniel Ricciardo, un curtido piloto de Fórmula 1 que encara su 12ª temporada, ya lo dejó caer en unas recientes declaraciones: “Con Ferrari nunca se sabe, igual este año luchan por el Mundial”. Hay un cierto pálpito en el paddock de que el Cavallino Rampante puede volver a galopar con los mejores, justo con la entrada de la nueva normativa que ha colocado una interrogante gigante en la parrilla de 2022. ¿Quién atinará más con esos cambios impuestos en los monoplazas para igualar la competición y premiar el talento individual? La lógica apunta a que Mercedes y Red Bull continuarán en cabeza, por mucho que se ajusten los tiempos. Y al acecho permanece Ferrari, que al no luchar por el título 2021 tuvo todo el año para preparar el asalto a la campaña siguiente, mientras los dos grandes se despellejaban entre sí. Maranello terminó el curso con buenas sensaciones, con Carlos Sainz subido al último podio de Abu Dabi, quinto en la clasificación final y primero de los mortales, dos puestos por delante de su compañero Charles Leclerc. Dos pilotos de presente y futuro.
El nuevo Ferrari vio la luz el jueves, igual que el nuevo Mercedes lo hará este viernes. En plena ronda de presentaciones, los de Maranello siguen en boca de todos. La Scuderia pondrá esta temporada en liza su 68º coche, que ha sido bautizado simbólicamente como F1-75. El número alude al 75 aniversario de la casa Ferrari, historia viva del automovilismo desde 1947. Una fábrica con este pedigrí sólo puede pensar en ganar el Mundial. En nada más. Puede pasar periodos más o menos largos de sequía, pero el Cavallino siempre vuelve. Sainz, que ha definido el monoplaza como “innovador al máximo”, tendrá una oportunidad de asaltar el trono antes o después. Y en sus sueños lo hace vestido de rojo. Quizá este año, quizá el que viene. Con Ferrari, como dice Ricciardo, nunca se sabe.