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El derbi en dos minutos

Nada podía salir mal cuando Darder, ese genio perico llegado de Artà de niño, saca la chistera. Este mediocentro que ha evolucionado en su juego en el último año y medio (“si no lo hiciera estaría jugando en Tercera”) desequilibró un derbi emocionante, jugado de tú a tú, con un RCDE Stadium que vibró como pocas veces, con el memorable recibimiento al autocar del equipo, las banderas al viento y los cánticos como un solo coro durante los 90 minutos. Ellos levantaron al Espanyol y se rindieron ante Darder, otro Muniain y Canales, ese jugador que trabaja, conduce, asiste, golea y que ha madurado como un buen tempranillo.

Pero antes de que el mallorquín sacara su magia, el derbi empezó de la peor manera posible para el Espanyol. Otro despiste defensivo (y ya van muchos en los últimos encuentros) lo convirtió Pedri en el 0-1. Todas las emociones pericas derrumbadas en apenas un minuto. Y ese minuto sería el que sobraría al encuentro para un Espanyol que empató en el 97 como ya había perdido ante el Atlético en el 99. Pero eso llegaría después. Tras el 0-1, aplaudía RdT, templado durante todo el encuentro, y poco a poco el equipo de Vicente Moreno fue encontrando la brújula hasta que llegó ese zapatazo de Darder. Su gol despertó al Espanyol y la suerte cambió de bando.

Quejosa la afición por la designación de Hernández Hernández, quien con 11 años había confesado que era del Barça, el VAR salió al rescate y evitó el 1-2. Hasta Busquets, después de verlo en el vídeomarcador, devolvió el balón al Espanyol en una decisión de capitán al estilo Carles Puyol. Y, cuando el Barça más acosaba, surgió de nuevo la varita que tiene Darder en su pierna derecha. Ese golpeo de balón tan único, le envió un telegrama a RdT, medio gol para otro artista del remate que recibió la carta y cumplió la misión. Toda su ejecución técnica fue exquisita. Su control con el pecho, el segundo toque y su lanzamiento ajustado al palo corto, duro, seco, a la red. El Espanyol tenía su derbi salpimentado con la expulsión de Piqué provocada por el mártir Melamed, aplaudida en un alocado RCDE Stadium. Del Melendazo al Darderazo, gol y asistencia para el mago de Artà, quien ya ha pasado a la memoria de los derbis... hasta que llegó ese mazazo en el último suspiro. Al Espanyol le sobró el primer y el último minuto.