El Barça-Atlético acabó con un lesionado, otro jugador que se libró de milagro de un percance importante y un tercero sufrió un manotazo del rival. Un equipo hizo quince faltas y el otro, trece. Alguien que haya estado alejado del mundo futbolístico apostaría a que el equipo más combativo, agresivo y con más ímpetu fue el Atlético. Pero no. Alves fue expulsado por la entrada a Carrasco (a instancias del VAR), mientras que Gil Manzano no vio nada en la de Ferran a Wass (que ha acabado con lesión importante del danés) ni en el manotazo de Adama a Hermoso. El Barcelona fue mejor y ganó el partido del Camp Nou. Nadie duda de eso. Como tampoco que lo hizo con ese otro fútbol que tanto se le ha criticado al Atlético: el de emplearse a fondo, el de entrar fuerte, el de no dar un balón por perdido. En el Bernabéu, por cierto, cayó lesionado Griezmann.
Esto se trata de ganar. El Barcelona se jugaba la vida y se notó. El Atlético es una madre en defensa y lo pagó. Ya se ha visto que todas las maneras de jugar son buenas... con tal de ganar. El Atleti debe recuperar su intensidad