La noche más negra de Imanol
Puede que sea porque es lo más reciente que hemos vivido con la Real Sociedad, pero tengo la sensación de que ésta ha sido la noche más negra que ha vivido Imanol Alguacil desde que ocupa el banquillo del primer equipo txuri-urdin. No solo por el resultado final, sino también por todo lo que ha rodeado a ese doloroso marcador con el que los donostiarras se han quedado fuera de esas semifinales de la Copa del Rey que tanta ilusión hacían por estos lares. Que te elimine el Real Betis en tu casa con un contundente 0-4 ya duele de por sí una barbaridad. Es de esas eliminaciones que te dejan tocado durante un tiempo. Porque es un resultado muy duro. Y da igual que, visto el partido, parezca un castigo excesivo; la cruda realidad es que el Betis fue superior en todo momento y que te supo jugar a la perfección, o que fue capaz de anular tu juego con un planteamiento que parecía que había más jugadores verdiblancos que blanquiazules sobre el terreno de juego. Y caer eliminado de la Copa del Rey de esta manera, con esa sensación de oportunidad perdida, duele mucho.
Y es que fue una noche en la que todo lo que tenía que salir mal, salió peor. Imanol apuesta por Guevara en lugar de Zubimendi para el centro de campo y le sale mal. El Betis tiene tres ex jugadores de la Real en sus filas, y los tres acaban siendo decisivos. Juanmi con su doblete, Canales con su pase en la jugada del 0-2, y Willian José pidiendo lanzar el penalti del 0-3 para completar su particular venganza que yo personalmente no termino de entender. Más madera. Isak puede empatar después del descanso y falla un gol cantado con la portería casi vacía (Rui Silva también tuvo su cuota de mérito al no vencerse en ningún momento). Y si Januzaj marca el gol del empate pese a no estar haciendo méritos para ello la Real, el VAR aparece para anularlo por un fuera de juego de Oyarzabal que nadie ha sido capaz de probar, y encima se admite que la imagen que lo probaría estaba mal enviada desde la sala VOR. Pues eso. Una noche negra.
Pero para rematar esta noche negra, va Imanol Alguacil y se despacha a gusto contra las decisiones arbitrales sufridas durante el partido. Y le entiendo, porque nadie entiende nada de lo que pasó en el gol anulado a Januzaj. Y es realmente frustrante. Vaya por delante que no me parece mal que levantemos la voz cuando algo nos parece injusto. Pero quizá no era el momento más adecuado para cambiar su política de no hablar nunca de los árbitros, cuando te acaban de eliminar con toda la justicia del mundo de la Copa del Rey. Hasta eso salió al revés. Creo que no era el día. Dicho lo cual, el contenido de su queja lo firmo palabra por palabra.
No podemos poner ninguna excusa a la eliminación. Y deberemos hacer un buen y concienzudo examen de conciencia, porque no puede ser casualidad que el Betis te haya vuelto a marcar cuatro goles en la misma temporada sin dar la sensación de que el partido mereciera terminar con un resultado tan abultado. No puede ser que te metan un gol similar al que te habían marcado en Liga. Miren el 2-0 del Villamarín en LaLiga, y miren el 0-2 de la Copa. Eso no puede pasar. Como tampoco puede pasar que los rivales te machaquen con su eficacia y tu hayas perdido ese duende. Porque en partidos tan igualados es algo que acaba siendo decisivo. No creo que el Betis tenga más gol que la Real. Miren los números de sus atacantes y comparen. Lo que sí me parece es que los realistas han perdido colmillo, y lo deben recuperar para que luzca mucho más una propuesta que hasta ahora ha valido y creo que sigue teniendo vigencia. Pero cuando un equipo sabe cómo presionarte, nunca está de más saber jugar más en largo para generarle dudas. No, definitivamente nada salió bien. También porque sus jugadores claves estuvieron por debajo de su nivel. Y si lo metes todo en una coctelera te sale una noche negra, la más negra con Imanol en Real. Pero estoy seguro que todo esto ya lo han analizado en Zubieta, y que este equipo se levantará en plan campeón. Como siempre ha hecho después de un duro golpe. Porque queda mucho todavía por jugarse. Y aquí no baja los brazos nadie, por muy negra que haya sido la noche.