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Llorando en el palco

Si fuera presidente del Espanyol prepararía los palcos tal y como me lo encontré yo el lunes: con una botella de vino abierta y dispuesta, cervezas en la nevera y dos paquetes de tabaco con su respectivo mechero. El día había sido raro. Aunque encontré la gorra que daba ya por perdida, el oráculo auguraba maldad y peligro inminentes y por Marco Aurelio me preguntaba si la esmeralda es de peor condición porque no la alaban. Y yo no sé. Así que confundido andaba por los aledaños de Cornellà, entre nocturnidad y litronas, cuando probé suerte y de rebote acabé en el palco. Era mi primera vez en uno de esos y claro, como estaba solo y a gusto, me serví una copa de tinto y encendí un cigarrillo mientras cantaban la alineación a oscuras con ese juego de luces tan de videoclip.

Ya pensaba en los canapés de la media parte cuando cinco tipos entraron en mi palco privado hasta entonces. Y caí. La botella, las cervezas y los cigarrillos corrían a su cuenta, y yo ahí, como si nada, en pleno hurto, gozando. Por suerte llevaban una fiesta mayor que la mía y congeniamos.

Vicente Moreno sigue el Espanyol-Elche desde la banda.
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Vicente Moreno sigue el Espanyol-Elche desde la banda.GORKA LEIZADIARIO AS

Me fui a dormir pensando que esa torpeza me serviría como precisa metáfora del partido o de la idiosincrasia del Espanyol; decir algo como que no somos dueños de nada, ni de Sarrià ni de Gerard Moreno ni de una mentalidad ganadora… Cosas así. Pero siempre es mucho más fácil. Unas veces, de tan euforizado, sales de la portería confiado, creyendo llegar a despejar la pelota pero alguien la remata antes y en un cuarto de hora ya llevas dos en contra el día de tu debut en Primera. Y otras veces, por una euforia parecida, estás robando a discreción y sin saberlo el día de tu debut en la Llotja.

Estas cosas pasan por salir de casa. Por no ser un mustio. O por tener mucha jeta. En mi caso creo que podría acostumbrarme fácilmente a guardar la compostura y acabar llorando en el palco, saciado por esa mezcla de gyozas, embutidos y macarrones. Pero lo prefiero abajo, donde no hay repeticiones ni comodidades. Donde más he aprendido.