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Hay que desactivar el 'Efecto Xavi'

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Pocas veces he vivido con más ansiedad las horas previas a un Clásico. Ya sé que es la semifinal de una simple Supercopa de España. No nos jugamos la Champions ni LaLiga. Pero solo con ver a Xavi en el banquillo azulgrana rescato de mi memoria aquella increíble Tormenta de Clásicos de hace una década, cuando mis añorados Cristiano, Di María, Pepe, Ramos y Casillas lideraban un Madrid que frenó la hemorragia generada por el equipazo de Guardiola. Eran muy buenos, pero no tanto como se decía. Ni habían inventado el fútbol, aunque su propaganda se empeñase en hablar del estilo y del modelo como si los demás fuéramos bobos y acabásemos de aterrizar en este invento. Total, el Madrid ganó su primera Copa de Europa en 1956 y el Barça en 1992, casi cuatro décadas después...

Por eso, hoy es un Clásico de altas prestaciones en el que la tropa poderosa de Ancelotti debe jugar con sangre en el ojo. Nada de ser condescendiente, nada de sentirse favoritos con sentido de la clemencia con el debilitado enemigo, nada de creer que con ganar basta... No. Hoy se trata de pasar por encima del Barça, de ser más intensos, más comprometidos, más eléctricos, más vistosos, más goleadores, más equipo. Esta tarde, Riad puede ser testigo del KO técnico del Barça de Xavi. Eso les dejaría noqueados para lo que resta de curso. La final de la Supercopa se juega esta noche. Al loro.