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El recambio de Trippier

Humanamente es comprensible que Miguel Ángel Gil haya permitido la salida a Kieran Trippier, quien se lo pidió encarecidamente porque su familia no se adapta a vivir en España. Pero desprenderte de un lateral derecho de la categoría del inglés en el mercado de invierno es una desventaja para el Atlético de Madrid, ya que ningún equipo va a dejar salir a un lateral del nivel de Trippier en esta ventana. Además, el dinero que percibe el Atlético no le da para firmar a ese sustituto de categoría que necesita. Trippier acaba contrato en seis meses (estaba a dos partidos de renovar automáticamente hasta el 2023), pero con una cláusula de rescisión de 60 millones de euros, venderle por unos 15 millones (entre bonus y demás, al final será esa cantidad la que pague el Newcastle por su traspaso) no es el precio de mercado para el lateral de la selección inglesa y no da para contratar ahora un reemplazo de garantías.

En el Atlético deben buscarse la vida para no quitar a Marcos Llorente del lugar en el que más rinde y eso supone encontrar un buen recambio de Trippier. Pocos laterales hay en el mundo con el don de elaboración y de asociarse del británico y pocos cuentan con esa capacidad de filtrar los balones que le ha metido a Llorente cuando aparece entre el central y el lateral del equipo rival a explotar ese espacio. Además, Kieran también atesora un gran golpeo para las acciones a balón parado. Si no viene un recambio, a Marcos le tocará jugar de lateral. Si lo hace con el equipo volcado en campo contrario y con un sistema 1-4-4-2, con un medio centro defensivo, y otro lateral como Lodi, Llorente rendirá. Pero lo suyo es que el Atlético busque un relevo para Trippier, que había hecho olvidar al mejor Juanfran.