Una Copa para traficar sueños en A

Butarque trafica objetivos en B. El verdadero anhelo de la temporada es salvar una categoría, la Segunda División, a la que el Leganés regresó trastabillado en desgracias de Primera. Por eso, para el conjunto pepinero lo de la Copa del Rey era un invernal déjà vu de recuerdos que tiritaban nostalgia. Frío en el alma sin un chispazo de calor futbolero que llevarse a la boca tras una primera parte de Cabalgata. La defensa local regaló caramelos a los tres Reyes Magos endiablados que desplegaron los txuri-urdin sobre el césped de Butarque: Oyarzabal, Isak y Januzaj. Abuso de poder. No fueron los únicos delitos de la tarde.

La Real perpetró apropiación indebida del balón, tráfico de ocasiones y exceso de autoridad mientras el Leganés rezaba su Jon Bautista que estás en los cielos. La brega aérea del ariete se solapó con los milagros de la portería. Iván ejerció su 'Villarato' para sostener la fe que eyectó Juan Muñoz. Sus dos goles a lomos del espíritu ofensivo de los cambios de Nafti fueron, por culpa de un penalti tan protestado al desesperante Mateu Lahoz, como innecesario, moraleja insuficiente en Copa, pero esperanzadora en Liga. La única vía para que Butarque se recomponga sin nostalgias y vuelva a traficar sueños en A.