Un lío en los costados

Militao, intachable central esta temporada y la anterior, cometió el error que presidió la derrota del Real Madrid en Getafe. Es cierto que el desliz del defensa madrileño condicionó el partido. Ocurrió pronto y obligó al Madrid al tipo de partido que más le molesta: contra equipos muy cerrados que dedican la faena exclusivamente a labores defensivas. El Getafe abandonó cualquier intención de atacar porque disfrutó de su temprano gol. El Madrid, que generalmente marca el primer gol en cada partido, le tocó remar en la dirección contraria a la habitual.

El error de Militao fue clamoroso, pero no explica ni de lejos el decreciente partido del Madrid. Antes y después del gol de Getafe, el Madrid jugó bien y en algún momento extremadamente bien. Durante los primeros 15 minutos, movió la pelota con soltura, rapidez y creatividad. Fue un equipo perfectamente engrasado, el que no recordaba una derrota desde tiempo inmemorial.

Después del gol, la producción alcanzó el cénit en una fabulosa jugada coral interpretada por varios jugadores a una velocidad de vértigo, en espacios sin rendijas. La coronó Modric con un espectacular remate que se estrelló en el larguero. Si no fue la jugada de la temporada, estuvo cerca. Al Madrid se le escapó el gol en ese momento y en algunos otros. Con menos ha ganado muchos otros partidos.

Ese meritorio partido del Madrid terminó pronto. A la media hora, el equipo comenzó a extraviarse y a sentir el gol del Getafe como una maldición insuperable. No le faltaban los jugadores de rigor. Excepto Vinicius, Ancelotti alineó a los futbolistas fetén. La convalecencia del extremo brasileño permitió una de esas exploraciones que tanto gustan a los técnicos. Esta vez, no se limitaba a barajar nombres para el extremo derecha -¿Asensio? ¿Rodrygo? ¿Hazard? ¿Lucas Vázquez?- sino que podía analizar el rendimiento de algunos de ellos en sus puestos más naturales.

Asensio volvió a la titularidad en Getafe y lo hizo, sin brillo, en la banda derecha del ataque madridista.

Desde que irrumpió en el Santos, siempre se ha sospechado que Rodrygo se encuentra más cómodo en la izquierda que en la derecha. Hazard hizo de esa zona su finca particular en el Chelsea. Asensio tiene que maniobrar menos para los centros cuando juega en la izquierda. Getafe era el laboratorio ideal para comprobar y analizar el rendimiento de cada uno. Eligió a Rodrygo en la izquierda, Asensio en la derecha y Hazard en el banquillo. Los tres decepcionaron.

Cuando el Madrid comenzó a espesarse y a funcionar cada vez peor, las dos bandas se convirtieron en un escenario de derrota. Todo el equipo decayó –por una vez, Militao y Alaba manifestaron problemas de inseguridad, Casemiro pareció muy fatigado y los demás bajaron dos puntos su rendimiento-, pero fue evidente que Ancelotti lo veía crudo en los costados. Cambió a Asensio y Rodrygo y no le bastó con el ingreso de Hazard.

De la misma manera que el equipo perdía pie en el partido, el técnico entraba en combustión. Consideró que era un momento para los que no juegan nunca o casi nunca: Marcelo, Isco y Mariano salieron a escena. La decisión más importante ocurrió con Peter Federico, un zurdo colocado en la banda derecha. De alguna manera, Ancelotti reeditó con Peter su idea con Asensio. Más explosivo y habilidoso que Asensio, pero menos potente, Peter no era la solución en la derecha. El Madrid necesitaba profundidad y centros desde el fondo. Peter, que apunta alto como jugador, no pudo ofrecer esa alternativa en un partido que pilló a todo el Madrid a contrapié. A Ancelotti también.