El Rayo, licencia para tropezar, levantarse y soñar
No pintaba un partido fácil. No soplaba viento propicio ni por el rival ni por la mar, venía revuelta desde hacía días por un brote de COVID. Iraola tuvo que reconstruir el navío y su Rayo fue mucho menos Rayo que de costumbre. Apenas resistió 28 minutos con la portería a cero y arriba ni asomó, huérfano del káiser de la zaga, Catena y de uno de sus pichichis y un puñal por la banda, Álvaro. El capitán Trejo salió al rescate, a erigirse en timón, y el Tigre Falcao, a lanzar algún zarpazo, porque los vallecanos estaban naufragando. Redirigieron ligeramente el rumbo, aunque poco más pudieron hacer. El Atlético se lamió las heridas a su costa y extendió su dominio más allá de las aguas del Manzanares.
Este 2022 comienza fuerte. Ya lo advirtió el míster, el calendario es de todo menos fácil. Será la prueba de fuego para la revelación del campeonato, que con 30 puntos tiene encarrilada la salvación. Al abrigo de su gente, recibirá a Betis y Athletic y, entre medias, la Franja visitará al Barça. Un triple salto mortal, sin contar al Mirandés, otro hueso para la Copa. Sin embargo, si algo se ha ganado este Rayo es el derecho a tropezar, levantarse y soñar. Sí, soñar. Así es el fútbol, así es la vida y así es Vallecas. Al Santa Inés aún le quedan muchos mares que surcar y muchas 'Vida Pirata' que cantar.