Hace tres años que paso las Navidades en Manchester. Más por motivos de fuerza mayor, véase perder el vuelo o una pandemia mundial, que por ganas. Aunque siempre quedó el reducto del 'Boxing Day' para sentirse en casa. Fecha señalada en el calendario balompédico inglés. Un partido el día después de Navidad para, a falta de los seres queridos de allá, juntarse con los de aquí. Un brindis, una comida, unas pintas, unos cánticos, y bastante abrigo. Pero sin abrazos. Y sin goles en las dos últimas ocasiones. En 2019, el equipo del barrio -de décima categoría-, recibió al equipo del barrio de al lado. Íbamos a ganar y nos metieron tres. En 2020 se suspendió el duelo. Esta temporada regresaron los abrazos. Paulatinamente. Según se eliminaban restricciones, casi sin darnos cuenta. Motivos para la alegría ha habido. Invictos durante 16 partidos de liga, líderes de una categoría que no importa a nadie. El sábado pasado llegó la primera derrota. También la variante Ómicron, que amenaza con fastidiarnos el 'Boxing Day'. Otra vez. Debería haber goles, recibimos al 15º clasificado, quizá no haya abrazos.