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Benzema se ronaldiza

El Madrid cerró en San Mamés el trayecto más duro del campeonato, exigido por el Sevilla, Real Sociedad, Atlético de Madrid y Athletic, todo en menos de un mes. El balance ha sido impecable: victorias frente a tres rivales que pretendían seguirle el paso en la Liga y el éxito en Bilbao, donde obtuvo un rendimiento máximo de los siete primeros minutos del encuentro. Benzema se ha ronaldizado y es una garantía de gol. A su amplísima gama de cualidades ha añadido la frecuencia para resolver partidos. Resulta que Benzema también guardaba un martillo.

Con media temporada por delante, el recorrido del Madrid es una alfombra hacia el título. No se recuerda un pronóstico tan claro en la Liga. En tres semanas se ha limpiado a sus perseguidores, desubicados después de las derrotas. La Real Sociedad patina en cada partido, el Atlético atraviesa su peor racha en la era Simeone y el Sevilla camina por el peralte, con muchas dificultades para mantener el ritmo de caza.

Benzema salió aplaudido de San Mamés, reconocimiento menos relacionado con sus dos goles, uno de ellos maravilloso, que con el aprecio a su trayectoria, la de un delantero exquisito, singular por talento y carácter. A sus grandes actuaciones en Bilbao añadió una más, concentrada en los siete minutos que decidieron un partido intrépido, de alto voltaje, pero de una corrección exquisita por los dos equipos. Fútbol en estado puro.

El Athletic se ha enfrentado dos veces al Madrid en pocas semanas. En las dos ocasiones le ha obligado a un esfuerzo descomunal. En el Bernabéu le acribilló a remates en el segundo tiempo, pero no marcó. Esta vez se agarró a un golazo de Oihan Sancet para reiniciar un encuentro que se le torció en el arranque. En nueve minutos se vieron los tres goles. Después llegó un duelo vibrante, de viento racheado en la primera parte y más táctico en la segunda, con muchos jóvenes en primera línea.

Benzema remata con la derecha, a pesar de la oposición de Núñez, en la acción del 0-2. Doblete de Karim en siete minutos.
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Benzema remata con la derecha, a pesar de la oposición de Núñez, en la acción del 0-2. Doblete de Karim en siete minutos.JESUS ALVAREZ ORIHUELADIARIO AS

Julen Agirrezabala, Sancet, Vencedor y Nico Williams desvelaron un futuro esperanzador en el Athletic. Camavinga y Vinicius fueron titulares. Peter Federico disputó sus primeros minutos en Primera División. La nueva ola ya está aquí. El Madrid comprendió el significado del gol de Sancet, jugador de gran potencial que necesita adquirir madurez y continuidad. Debería de erigirse en el líder de la estupenda nueva generación del Athletic. No es un desafío cualquiera.

El Madrid pasó con rapidez de la comodidad a la incertidumbre. El partido giró pronto y requirió al equipo de Ancelotti una respuesta de altura. Fue una buena demostración colectiva, con una alta nota media, incluida la de Eden Hazard. Lejos del jugador que impresionaba en el Chelsea, pero lejísimos también del abatimiento que han producido sus actuaciones en los dos últimos años. Disputó todo el encuentro contra el Cádiz y fue sustituido a última hora en Bilbao. Más importante que la mejoría en su rendimiento es la reiteración en el esfuerzo. Si algún día Hazard remite a su anterior versión será porque puede jugar sin lesionarse.

Benzema fue la estrella polar en el inicio del encuentro. Militao y Nacho, en la segunda parte. Militao ha emergido como un central extraordinario. Veloz, potente, ganador, provisto de un gran juego aéreo y de una cualidad complicada de manejar: el control de la agresividad. Enfrentarse a Militao empieza a ser un infierno para los delanteros. Raro es el duelo que pierde.

A Lucas Vázquez le tocó el papel de barómetro del encuentro. En el primer tiempo llevó a Muniain donde menos le gusta al capitán del Athletic. Cerca de su área, el papel de Muniain se disipa. Cerca del área rival, sin grandes recorridos, ni largas persecuciones al lateral, su función es primordial para el Athletic. Las incursiones de Lucas Vázquez presidieron el juego del Madrid en la primera parte. En la segunda se integró en la línea defensiva del Madrid y no se arriesgó a salir. Muniain se sintió más cómodo, el Madrid se replegó. Le llegó la hora del sacrificio y de nuevo funcionó el espíritu colectivo del equipo, con el imperial Militao a la cabeza.