Sin Modric no es lo mismo...

Fin a la racha.- Si a un madridista le dicen que en sus últimos 11 partidos oficiales iba a sacar 31 puntos de 33 posibles hubiésemos firmado a ciegas y sin poner condiciones. Pero si nos aclaran que esos dos puntos perdidos iban a ser ante el Cádiz en el Bernabéu se nos habría quedado el morro torcido. El Cádiz puso un muro amarillo delante de Ledesma, magnífico portero, y sacó petróleo con un punto que para los de Álvaro Cervera es puntazo. Además, han suspendido el estado de felicidad vikinga tras 10 triunfos consecutivos y obligan a la tropa de Ancelotti a ganar en San Mamés el miércoles para irse al parón navideño sin una indigestión de turrón duro. Y eso que en ataque los líderes fueron un goteo incesante. El Madrid hizo más de 30 tiros a gol (¡36 en total!), pero entre las paradas de Ledesma (espectacular la que hizo a Valverde) y la falta de puntería, el Cádiz regresó a la Bahía con el pecho hinchado y la sensación de haber encontrado la fórmula para frenar a los Vinicius, Benzema y compañía, que no tuvieron su noche.

Sin Luka. Ya sé que Modric tiene 36 años, pero sus ausencias se pagan a un precio muy alto. El croata tampoco jugó en la tarde del 0-0 con Osasuna y la situación fue idéntica. Luka tiene una clarividencia en el juego de ataque que nadie sabe suplir. Valverde ofrece verticalidad y pegada, pero estos partidos necesitan de un cerebro pausado y analítico que encuentre una rendija donde otros solo ven cemento armado. Modric es imprescindible y en siete días se ha visto la diferencia del Madrid del derbi, un equipazo, y del Madrid de este 19 de diciembre. Como la noche y el día...

El árbitro.- Jaime Latre ya pitó el 0-1 del Madrid-Cádiz del año pasado en el Di Stéfano de Valdebebas. Casualmente, una temporada más tarde vuelven a poner al aragonés. Cierto que pudo ser más severo con Casemiro en una entrada a Iván Alejo que era de color naranja, pero veo más grave que no castigase dos derribos sobre Benzema. Uno de Ledesma, al saltar por detrás del francés clavándole la rodilla en la espalda. Iturralde reconoció que aunque no se suelan pitar esas acciones, los porteros compran boletos saliendo con la pierna por delante. Y en el segundo tiempo Juan Cala le toca lo justo para desequilibrar a Karim tras un recorte. Ya sé que ustedes me dirán que son penaltitos, pero si les digo la de penaltis que han pitado al Madrid por mucho menos...

Mi tío Luis.- Ya les he contado alguna vez que mi primera e inolvidable visita al Bernabéu para conocer el santuario de La Castellana fue en el invierno de 1973, cuando yo apenas tenía ocho añitos. El Madrid de los Pirri, Benito, Zoco, Velázquez, Netzer, Amancio y Santillana se medía a Las Palmas. Mi tío Luis, que nunca tuvo hijos, era un enamorado del Madrid y le dijo a mi padre que nos invitaba al fútbol “para que el niño sepa lo grande que es el Madrid”. Jamás olvidaré ese partido, ni siquiera los detalles. Ganamos 5-0 y regresé a mi casa de Carabanchel más feliz que un ocho. El tío Luis repitió iniciativa años después con un Real Madrid-Spartak de Moscú de Copa de Europa. Pagó un dineral en la reventa porque estaban agotadas las entradas. Dassaev, el legendario portero ruso, era nuestra amenaza. Pero no pudo evitar los dos goles de Isidro, ese infatigable goleador de la cantera que luchaba y corría como un demonio. Pero mi tío Luis no pudo más (el maldito COVID se llevó hace un año a la tía Jose y no lo superó) y nos dejó para siempre este fin de semana. Le agradeceré toda la vida esas dos invitaciones, que me ayudaron a entender desde crío que no hay nada más grande que ser madridista. Tío Luis, este año te dedicaremos la Liga número 35. ¡Hala Madrid!