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Cuarta final y con el único inglés que faltaba

Primero fue la semifinal con el Liverpool de Klopp, que tras el sueño de la ida en las semifinales, llegó el palo del partido en Anfield. Después fue el United en la final de la Europa League, de la que nunca se van a olvidar ninguno de los amarillos en su vida. La tercera fue la final de la Supercopa con el Chelsea, en la que el equipo dio la cara y la tuvo mucho más cerca de lo que nadie esperaba.

Y ahora toca el City, tras una pifia guapa del señor de las bolas, todo sea dicho. Una bola que nadie quería, sólo superada en miedo a la del Bayern de Múnich, que era ya la bicha total. Pero es verdad que gracia no ha hecho ninguna, ya que los de Pep y el bueno de Rodri, son los grandes favoritos.

Aunque la buena noticia para el Villarreal es que nadie da un duro por ellos, algo que en el equipo castellonense viene bien. A ello, se suma que no se le dan mal los ingleses, siendo para Emery territorio conocido. Con ello, el Villarreal afronta el más difícil todavía, el reto de los retos, ese que sucede una vez cada mil.

Lo bueno es que hay que jugarlo, hay que vivirlo y disfrutarlo, ya que pocas veces eres centro de atención mundial por tus logros y méritos. Esa es la carta que debe jugar el Villarreal, la de disfrutar del momento, lo que no quita que deben dejarse la piel en el intento de amargarle esta vez la noche a los del otro barrio de Manchester.