El jovial liderazgo de Vinicius
La victoria en Anoeta despeja el panorama del Madrid de una manera insospechada. Ningún perseguidor insinúa su alternativa al equipo de Ancelotti. Privada de Elustondo, Silva y Merino, la Real no ofreció la resistencia prevista, ni encontró antídoto a Vinicius, que no desperdicia un partido. Todos le sirven para celebrar su nueva condición de estrella.
Vinicius fue Vinicius, que es decir mucho esta temporada. Diez goles, pases de gol, despliegue y el contagio emocional que produce en el equipo. Hace un año, cuando Vinicius era Vinicius se le asumía como un delantero inconsistente en el remate y en el juego, un extremo veloz con un techo limitado. Su principal mérito ha residido en su tenacidad para desmontar los numerosos prejuicios que soportaba.
A nadie en su sano juicio se le habría ocurrido incluir a Vinicius en las tradicionales listas de final de año –Balón de Oro, FIFA The Best, etc.–, ni entre los 20 mejores del mundo, ni entre los mejores 50. Si 2021 se estirase tres semanas más, extrañaría no encontrarle entre los 10 o 15 mejores, indicativo del salto del joven delantero brasileño, que cada semana se erige en uno de los principales factores del éxito del Real Madrid.
En Anoeta repitió una de sus fenomenales actuaciones frente a la Real Sociedad, con Gorosabel como víctima. El prometedor lateral derecho había sufrido con Vinicius en anteriores ocasiones. Esta vez, no hubo color. Vinicius estiró al Madrid tanto como asustó a la Real Sociedad. Sin Benzema en el campo –una señal de peligro en un equipo con pocas rotaciones–, el balín brasileño no sólo jugó de maravilla y marcó un golazo, sino que en la dificultad transmitió una señal que tampoco figuraba en el radar: liderazgo.
Por las razones que sean, y las lesiones de varios de sus jugadores más valiosos es probablemente la principal, la Real ya no se agarra a los partidos como en los tres primeros meses del campeonato. Contra el Madrid, se sostuvo en la primera parte y se desplomó en la segunda. De todos sus problemas, sin embargo, el más grave habitaba en el equipo rival. Vinicius fue imparable.
Estamos en semanas de furor futbolístico, con todas las competiciones en marcha y un calendario que apenas deja espacio para el descanso. Semanas que quedan lejos del final de temporada, pero trascendentales para intuir el destino de los equipos en los próximos meses. El Real Madrid, que salía por detrás del Atlético en las apuestas previas al comienzo de la Liga, se encuentra en una posición tan cómoda que sólo estará en peligro si afloja, se distrae y pierde nervio competitivo. Hacía años que no disfrutaba de este retrovisor. Nadie a la vista.
Derrotó a la Real Sociedad y venció por vía interpuesta en el Metropolitano, donde Take Kubo marcó el gol de la victoria para el Mallorca. Es muy probable que el futuro del jugador japonés no discurra en el Madrid, pero en su hoja de servicios se grabará el gol que aligera la presión al líder y condena al Atlético a una nerviosa travesía por el campeonato. De alguna manera, Kubo hizo el trabajo soñado por cualquier madridista.