Darle duro a algunos jugadores del Real Madrid se ha convertido en una especie de deporte nacional. Profesionales como Bale, Vinicius o Jovic han sido hasta ahora, en diferentes grados, muñecos del pim pam pum, auténticos peleles contra los que se han cargado las tintas por diferentes motivos. Hay casos, como el de Bale, que parecen no afectar tanto al propio interesado. Puede que porque el tema le haya cogido con toda la carrera hecha y a una edad más avanzada, puede que porque otros intereses, véase el golf o la familia, le envuelven en una burbuja y consigue aislarse...

Pero qué ocurre con esos chavales que casi no suman 20 años. Debe de ser muy difícil tener toda esa presión a la espalda a una edad tan temprana. Pienso en Vinicius o Jovic. Es una inmensa alegría ver cómo el brasileño está saliendo a flote después de haber sido motivo de mofa en redes sociales y feroz crítica en Prensa especializada. Agachó la cabeza, siguió trabajando y está recogiendo los frutos. Ojalá con Jovic ocurra algo parecido. Sólo tiene 24 añitos y un gran futuro por delante. Desde luego, él no tiene la culpa de que el Real Madrid pagara 60 millones al Eintracht por su fichaje. Los que están cerca del serbio afirman que más allá de la imagen díscola que pueda proyectar es un tipo frío y algo tímido. Por eso le cuesta. Con el gol y la asistencia en Anoeta se quitó un gran peso de encima, y su cara lo reflejó. Ese día pudo cambiar su suerte...