Una simple cuestión de lógica

Aquellos que vieron el jueves a Guido Rodríguez corriendo detrás de los atletas del Leverkusen intuían que el pivote argentino iba a andar justito de reprís para enfrentarse a un centro del campo como el del eterno rival, en un partido de esta intensidad y tensión. Lógico, pues, que Guido acabara en la calle después de ver dos amarillas y haber podido ver otras dos más antes si no hubiera sido Mateu el que pitaba; nadie, ni siquiera los más forofos de la grada, discutía anoche la expulsión bética, clave en el baño y la victoria sevillistas durante la segunda mitad.

Habrá quienes en este lunes oscuro para el beticismo, tras una semana de tres derrotas culminada con la más dolorosa posible, carguen sus tintas contra el hombre que ha sostenido y seguirá seguro sosteniendo toda la ilusión de estos pasados meses, Manuel Pellegrini. Injusto, sin duda: el entrenador chileno le anda sacando el 300 por cien a una plantilla igual o peor que la del año pasado y que juega una competición más, la Europa League. Un torneo en el que los jueves de cansancio acaban afectando a los domingos de LaLiga. El Ingeniero ha sido capaz de dotar a su gente de las armas para ganarle a los iguales o a los peores, pero equipos como el Atlético, el Leverkusen o el Sevilla le acaban dando al Betis un baño de realidad. Es una simple cuestión de lógica.