A veces ganar no es sacar los tres puntos
¿Qué es ganar? Para muchos la respuesta será sencilla, la dicta el marcador. Para otros, una victoria puede ir más allá. El Rayo jugaba en el Bernabéu y peleó hasta la extenuación por el empate. Eso ya es un triunfo per se. El de Nteka, que dio sus primeros pasos en el fútbol como conserje, limpiando y cuidando el estadio del Betis San Isidro. El de Isi, quien tras pasar por las canteras de Real Madrid y Villarreal, estuvo a punto de dejar el fútbol y se metió a trabajar en el campo con unos amigos. El de Bebé, que vivió una década en un orfanato y se sobrepuso a una grave lesión que casi precipita su retirada. El de Catena, quien tuvo que abandonar un Reus en descomposición, fruto de los impagos. El de Trejo, capitán y buque insignia de este equipo, que alcanza los 200 partidos con la Franja y entra en su historia. El de tantos y tantos obreros del fútbol y de la vida.
Para algunos ganar es simplemente seguir a flote. No zozobrar ante la adversidad e intentar llegar a buen puerto, una lucha que ejemplifica como nadie Vallecas, sinónimo de dignidad y solidaridad. Falcao lo sabe bien, humildad y sacrificio no le faltan. El Tigre marcó el 2-1 e insufló oxígeno a los de Iraola en sus escasos doce minutos sobre el verde. Hubo asedio final a la portería de Courtois. El Madrid terminó pidiendo la hora y el Rayo demostrando que va a vender cara su piel esta temporada. Más allá del resultado, compite y eso es una victoria... La más grande, la de no rendirse jamás.