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Con Ansu se escapa el entusiasmo

Una primera parte primorosa, como un saludo al nuevo entrenador, un homenaje al fugaz sustituto de Koeman, y en cuanto se va Ansu Fati lesionado el entusiasmo del Barça se complicó la vida y perdió acierto, garra y juego. Como si regresara la duda que se instaló en el equipo desde aquel julio de Lisboa, ninguna línea atinó para atajar el rumbo del entusiasmo, que viró dramáticamente. El Celta recuperó la respiración y Aspas crucificó la seguridad con que hasta ese momento se manifestó el Barça. Desnortado, el equipo mediterráneo se entregó al viento del Oeste.

Fue un vuelco, una especie de ruptura de calidad, un modo de declarar que sin Ansu y sus casualidades o aciertos este Barça se queda sin aspiraciones o alegría. La declaración que esto supone pone en un brete el futuro que parecía renacer en los primeros 45 minutos que habían devuelto la respiración de Sergi Barjuán y del equipo. ¿Qué pasa? Es sencillo y fatal: hay un equipo que se llama Ansu Fati y otro que se llama Fútbol Club Barcelona. Cuando éste se quedó sin el joven 10 el viento estuvo lleno de soledad y de miedo. Al final, premio al Celta y bofetón al Barça.