Otro zarpazo del Tigre para seguir soñando

La felicidad era esto. Los reencuentros en los bares de toda la vida, los abrazos —mascarilla mediante— con los compañeros de fatigas y esa dulce sensación de ver al Rayo codearse con los más grandes. “Se le puede meter mano al Barça”. “Es ahora o nunca”. La ilusión se palpaba en el ambiente y Vallecas se merecía una alegría como ésta. La afición se mostró disfrutona desde el principio y el equipo se contagió sobre el césped. Una pérdida de Busquets y una genial combinación entre la magia de Trejo y la efectividad de Falcao llevaron el delirio a la grada. El zarpazo del Tigre (1-0) hizo rugir al estadio. Los decibelios de los gritos superaron a los de The Final Countdown de Europe. La banda sonora de los goles vallecanos. De la felicidad.

Falcao fue fiel a su tradición, la de marcar a los culés. Hizo tres con la camiseta del Atlético y uno más ahora con la Franja. Aunque esta vez, a diferencia de las anteriores, tuvo su final feliz. Una victoria. Algo que la afición rayista no saboreaba desde hacía 19 años. Eso sí, no faltó el suspense, como si el mismísimo Hitchcock hubiese dirigido el partido. Los madrileños, una vez más —seis en once jornadas—, cometieron penalti y Dimitrievski lo paró, provocando el éxtasis de la parroquia vallecana. San Dimi lo había vuelto a hacer, como el día del Getafe. El Rayo se acuesta en Europa con una sonrisa de oreja a oreja, que nadie le despierte. Y si los sueños, sueños son... Habrá que disfrutarlos. Así es la vida. Instantes...