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Barcelona

La veteranía sigue siendo un grado y el Real Madrid se lo demostró (otra vez) a un Barça que carece de colmillo blanco. El Barça es un proyecto de equipo al le están saliendo los dientes y tenía en frente a un lobo que sabía cuándo y dónde morder, así como el momento justo de atacar. Al equipo blaugrana le perdieron los detalles de inocencia en uno de los partidos en el que menos cosas se le puede reprochar al conjunto de Koeman. Hubo actitud, hubo ganas, hubo espíritu, pero si no hay remate, a estas alturas estás muerto. La diferencia entre ambos conjuntos se explica en el final de la primera parte en la que ambos equipos dispusieron de una clara ocasión. La del Barça cayó en los pies de Dest, que falló estrepitosamente. La de los blancos le tocó en suerte a David Alaba, que no perdonó tras una pérdida de Memphis y la timidez de Mingueza para cortar el contragolpe.

El Barça está en un periodo de dentición. Cuando los dientes salen duelen, pero luego ayudan a comer. El Barça es ahora mismo un equipo con dientes de leche.

En Indiana Jones y la última cruzada el joven Indiana se ve obligado a retornar la Cruz de Coronado al arqueólogo veterano que le da una gran lección de vida: “hoy has perdido, chico, pero no tiene porque gustarte”. Ese es el mensaje a los jóvenes del Barcelona que ayer vivieron su primer Clásico. Perdieron, pero hicieron un master acelerado de competitividad ante un Madrid al que en los minutos finales encerraron en su área, le obligaron a perder tiempo, pero que aún así, volvió a morder en el último momento con un tanto en el descuento que hizo inútil el bocado del honor de Kun Agüero ya sobre el silbido final. El argentino es de los pocos que no tiene dientes de leche en este equipo de Koeman.