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Benzema no se dejó convencer

Benzema no necesita campañas. No las pidió cuando el madridismo se dividía entre la corriente Benzemista, tan rendida a sus pies de bailarín y a su fino fútbol como indulgente con su inconstancia, y la legión opositora, que le reclamaba (le reclamábamos) más nervio y gol. Ni las precisa ahora que ha fundido la clase, la intensidad, el traje y el sudor para convertirse en un delantero pleno y aparecer, por primera vez en su vida, entre los favoritos para ganar el Balón de Oro. Antes de que muchos de ustedes empiecen a revolverse en la silla aclararé que esto no pretende ser ninguna crítica al tuit del Real Madrid pidiendo el premio para su jugador. Es más, si quien esto escribe hubiera sido el Community Manager del club, tal vez habría añadido un par de admiraciones y un GIF de Karim con unas gafas de sol y bailando rap. Es lógica esa reclamación. Lo innecesario es la fundación de un esforzado equipo de campaña que trabaja desde esta semana a destajo con estadísticas, declaraciones y encuestas para hacer ver a los votantes el camino correcto.

Benzema está hablando en el campo y su relato le ha puesto a la altura esta temporada de Messi, Lewandowski o Cristiano para pugnar por el galardón. Sin propaganda y después de matar todos y cada uno de los debates con sus zapatos de claqué, que cantaría Siniestro Total. ¿Benzema o Higuaín? ¿Benzema o Morata? ¿Benzema o Mariano? (Sí, hubo quien lo sugirió) ¿Seguir con Benzema o ir a por Kane? ¿Benzema o Deschamps? La figura del 9 blanco ha ido adquiriendo tal dimensión que ha podido doblar el brazo de todo un país que le miraba con recelo. Ese es su mejor aval, toda vez que uno no sabe muy bien lo que decanta la balanza a la hora de fallar el galardón: los títulos, los goles, el ingenio, todo a la vez o nada en concreto.

Los fieles del francés insisten en que Benzema no ha cambiado. Permítanme discrepar. Karim ha cambiado. Ha pasado de ser un jugador difícil de definir (medio nueve o nueve y medio) a otro complicado de calificar porque lo hace todo: es pichichi, asistente, capitán, hermano mayor (Mendy, Vinicius…), un manitas que arregla cualquier avería, un conquistador (Mbappé)... También su vida fuera del fútbol ha ayudado en la metamorfosis. Se suele sostener que fue la salida de Cristiano, hace ya tres veranos, la que hizo el ‘clic’. Yo no me quito de la cabeza que fue la fractura de su dedo meñique la que le ha transformado. El infortunio sucedió en el Villamarín el 13 de enero de 2019. Esa temporada llevaba 11 goles. Desde entonces y hasta el final del campeonato hizo 17. Los años siguientes ya conocen la historia. Benzema se puso una venda y los críticos nos la quitamos. A punto de cumplir los 34 años, atraviesa el mejor momento de una carrera a la que ha añadido un título con Francia, la Nations League, con un gol de bandera en la final contra España. Karim ha pasado de leer encuestas en las que se pedía elegir entre él y un suplente a verse como candidato al Balón de Oro junto a Messi, Cristiano o Lewandowski. Ese trayecto lo ha hecho a su estilo. En vez de dejarse convencer, él ha convencido. Y eso vale más que todas las campañas que se quieran organizar.