Benzema no se dejó convencer
Benzema no necesita campañas. No las pidió cuando el madridismo se dividía entre la corriente Benzemista, tan rendida a sus pies de bailarín y a su fino fútbol como indulgente con su inconstancia, y la legión opositora, que le reclamaba (le reclamábamos) más nervio y gol. Ni las precisa ahora que ha fundido la clase, la intensidad, el traje y el sudor para convertirse en un delantero pleno y aparecer, por primera vez en su vida, entre los favoritos para ganar el Balón de Oro. Antes de que muchos de ustedes empiecen a revolverse en la silla aclararé que esto no pretende ser ninguna crítica al tuit del Real Madrid pidiendo el premio para su jugador. Es más, si quien esto escribe hubiera sido el Community Manager del club, tal vez habría añadido un par de admiraciones y un GIF de Karim con unas gafas de sol y bailando rap. Es lógica esa reclamación. Lo innecesario es la fundación de un esforzado equipo de campaña que trabaja desde esta semana a destajo con estadísticas, declaraciones y encuestas para hacer ver a los votantes el camino correcto.
Benzema está hablando en el campo y su relato le ha puesto a la altura esta temporada de Messi, Lewandowski o Cristiano para pugnar por el galardón. Sin propaganda y después de matar todos y cada uno de los debates con sus zapatos de claqué, que cantaría Siniestro Total. ¿Benzema o Higuaín? ¿Benzema o Morata? ¿Benzema o Mariano? (Sí, hubo quien lo sugirió) ¿Seguir con Benzema o ir a por Kane? ¿Benzema o Deschamps? La figura del 9 blanco ha ido adquiriendo tal dimensión que ha podido doblar el brazo de todo un país que le miraba con recelo. Ese es su mejor aval, toda vez que uno no sabe muy bien lo que decanta la balanza a la hora de fallar el galardón: los títulos, los goles, el ingenio, todo a la vez o nada en concreto.