Memorable Benzema, olvidable Madrid
Una memorable actuación de Benzema no compensó el olvidable partido del Real Madrid, que ha entrado en un estado de dependencia casi absoluta del delantero francés. Cada partido profundiza en los déficits del equipo, tanto en el capítulo defensivo como en el creativo. Decepcionaron sus centrocampistas y parece que también defraudaron a Ancelotti. Cambió a tres de los cuatro que comenzaron el encuentro: Modric, Kroos y Camavinga. El apuro por el resultado llegó a tal punto que el 4-4-2 inicial se convirtió en un 4-2-4 durante la mayor parte del segundo tiempo, mal síntoma en un momento donde las concesiones defensivas del Madrid son clamorosas.
Alfa y omega del equipo, Benzema reunió en 90 minutos todas las piezas que le colocan como actor principal en la cartelera del fútbol, con el enorme mérito de confirmarlo en un partido que se le cruzó al Madrid desde el principio. No aprovechó su enérgica salida, ni dio síntoma alguno de consistencia defensiva. Como es habitual, desdeña la presión pasados los primeros 10 minutos de los partidos. Sus centrocampistas mezclaron mal, con velocidades divergentes entre los veteranos (Modric y Kroos) y los jóvenes (Valverde y Camavinga).
El Espanyol apenas ofrece cambios con respecto a la edición que le llevó a la segunda categoría. Diego López, Cabrera, Darder, Raúl de Tomas y Embarba constituyen el eje primordial del equipo. Dos chicos de la cantera, Óscar Gil y Pedrosa, ocupan los laterales. Melendo, otro producto de la cantera, entra y sale del equipo. Es un Espanyol sin novedades relevantes en la alineación, pero extremadamente mejorado en su organización y estado de ánimo. Ni rastro de la melancolía y el pesimismo que le invadieron hace dos temporadas.
El Espanyol es el mismo equipo, pero con otra historia que relatar esta temporada. Una prueba, en definitiva, de lo cambiante que es el fútbol. Todos los jugadores han elevado su techo, muy limitado en el año del descenso. Se empleó con energía, rapidez y profundidad. Le ayudó el descalabro defensivo del Madrid, que tiene la pinta de entrenarse en Versalles. Cada vez concede más a sus rivales. Al Sheriff le permitió dos goles y dos ocasiones que infartaron al Bernabéu. Los dos goles del Espanyol fueron dos monumentos al despiste y dejadez de la defensa.
Ancelotti estableció a Modric y Kroos como pareja, con Valverde y Camavinga de interiores. Después de tantos años de admirable contribución al Madrid, tanto el croata como el alemán dieron preocupantes señales de fatiga. ¿Es el precio del esfuerzo y la edad o un periodo de debilidad? Es una pregunta sin respuesta aún, inquietante en cualquier caso para el madridismo. El Espanyol no encontró dificultades para rebasarlos. En el primer gol local, el problema estuvo relacionado con los errores de Alaba y Militao. En el segundo, Aleix Vidal recorrió sin oposición 35 metros y superó a Courtois. Probablemente fue el gol más sencillo de su carrera.
El Madrid ha cobrado la costumbre de remar a la fuerza. Concede el primer gol de los partidos con demasiada frecuencia. Es una pésima costumbre. Remontó en Valencia con más fortuna que juego. Se abocó a un partido estresante con el Sheriff, y lo perdió. En Cornellá empeoró todas las señales. Diego López apenas intervino, a pesar de la profusión de delanteros del Madrid en el segundo tiempo. Terminó con Rodrygo, Jovic, Hazard y Benzema en el campo. En el medio, Casemiro y Valverde. Obligaba la angustia y la ausencia de claridad.
En medio de la confusión general, Benzema se levantó como un gigante, el típico caso de uno contra el mundo, y el mundo aterrado. Se le anuló por orsay una de las más brillantes finalizaciones que se recuerdan en años. Marcó un gol maravilloso, de regates largos, apoyos precisos y remate perfecto. Sus recursos fueron tan extraordinarios como su resistencia a la derrota. Una actuación deslumbrante, sin ningún acompañamiento.