Los detalles intangibles de Marcos André y Jasper Cillessen

El Valencia sumó un punto de nueve en sus duelos contra Real Madrid, Sevilla y Athletic. La semana tenía visos de ser dramática para la autoestima blanquinegra hasta que en el descuento contra los de Marcelino, Marcos André evitó la derrota y Jasper Cillessen salvó el empate. El gol del brasileño y el vuelo del neerlandés fueron dos rayos de luz en siete días con truenos y pedrisco; de globos pinchados o quizás solo perspectivas erróneas; una semana en la que Bordalás había visto caer a Gayà, Soler y Thierry, en la que Vinicius y Benzama golpearon donde y cuando más dolía y en la que el Sevilla dejó claro que su Liga es otra, llevándose a su paso a una de las caras que había contribuido a devolver la ilusión al valencianismo: Mamardashvili. Hasta Omar Alderete, encumbrado por sus méritos contra el Madrid, salía escocido por sus defectos del Sánchez Pizjuán.

Esos siete días terminaban para más inri con la vuelta de Marcelino a Mestalla, donde estaba claro que iba a ser recibido como lo fue. La presencia del asturiano potenciaba el recuerdo de un proyecto ganador que Peter Lim se encargó de dilapidar (de aquellos lodos, muchos fangos). Así, cuando parecía que lo único bueno que dejaría la semana del termómetro sería la confirmación de Hugo Guillamón como centrocampista con maneras y la irrupción de Hugo Duro como un refuerzo de veras, llegaron dos de esos momentos intangibles que se encuentra un equipo a lo largo de una temporada: el gol de Marcos André y la parada de Cillessen, y gracias a ellos y a la fe del resto se sumó un punto con el que el Valencia alcanza 11, una cifra que está acorde a sus pretensiones y que le permite mantenerse en la pelea que debiera estar hasta el final.