La incertidumbre actual de Casemiro

No se puede ganar siempre, y menos jugando así. El Madrid tropezó con el Villarreal en una noche que representó lo que viene siendo esta temporada a nivel defensivo. Sin la grandeza en ataque, estuvo a merced del equipo de Emery durante todo el primer tiempo. Nunca encontró la forma de sostener un amago de presión poco agresivo y descoordinado. El Villarreal lo atrajo a su campo y arriesgó en la salida sin que el Madrid supiera cómo quitarle el balón. Tenía superioridad en el medio. Capoue anduvo a sus anchas por el campo, Foyth se desembarazó de la vigilancia de Vinicius con suma facilidad y Danjuma y Yeremy Pino picaron en velocidad a la espalda de Valverde y Nacho. Ningún jugador blanco controló la recepción de Capoue. Casemiro se quedaba en tierra de nadie y el Madrid no defendió hacia delante.

El ajuste de Ancelotti con la entrada de Camavinga en el descanso rectificó en parte el mal posicionamiento blanco. Casemiro avanzó líneas y Valverde tomó altura en la derecha. Al Villarreal le costó aguantar su idea ante un Madrid mejor colocado y más intenso. Sin embargo, siempre pareció poder intimidar al bloque de Ancelotti. Algo falla cuando el Madrid concede tantas oportunidades de gol a su rival. El actual rendimiento de Casemiro, venido a menos, explica esta vulnerabilidad. No es el pegamento que siempre ha sido. Su espalda queda desnuda muchas veces, se cohíbe en la presión y le cuesta neutralizar los envíos de fuera a dentro. Su estatus de jugador fundamental no escapa a nadie, de ahí que esta versión de mínimos no convenza del todo. Ancelotti está entregado al brasileño con razón, pero necesita de él mucho más. El Madrid juega ahora sin red.

Boquete en el medio

Coquelin se ubica a la espalda de Casemiro y Asensio. La línea de pase para Capoue es tan clara como sencilla. La jugada acaba en ocasión de Yeremy Pino. El Madrid se desacopló demasiadas veces por dentro.