Con Rodrygo y Vinicius abiertos, pese algunos movimientos interesantes por dentro del primero, los apoyos de Benzema y la posición entre líneas de Asensio conectaron el fútbol blanco. Estuvieron soberbios ambos. Asensio oposita a un rol más trascendental desde una posición que le va de cine. Cómo embistió el área resultó un clínic. También destacó otra vez Camavinga. No hay ningún gesto demagógico en su repertorio. Dinamizó la salida con entregas sencillas y rápidas y tuvo una gran lectura en el pase. El Madrid atacó con sentido y por todos los lados. Ritmo, velocidad y precisión para derretir a un rival que nunca lo fue en realidad. Entre tanta concesión del Mallorca, que negó la base filosófica de sus éxitos recientes, se impuso el plan ofensivo de Ancelotti. Cada vez más sesudo, cada vez más afinado. El gol solo es la consecuencia.