Mamardashvili perdió su silla

El Sevilla con un solo disparo a portería llevaba dos goles y con el segundo hizo el tercero. Mamardashivili tuvo en Sevilla su día tonto y seguramente allí perdió su silla. Sus errores en los goles fueron llamativos, tampoco anduvo fino el domingo en el gol de Benzema y Cillessen no es precisamente manco. Así que contra el Athletic lo normal es que vuelva el holandés. Pero no por un mal partido hay que hacer escarnio público del georgiano, que cumplirá la semana que viene 21 añitos. Si yo fuera el Valencia, hoy mismo pagaría la opción de compra al Dinamo Tblisi y lo anunciaba a bombo y platillo, porque ahí hay portero para años.

Evidentemente los errores de Marmardashvili lastraron al Valencia en el Sánchez Pizjuán. El equipo, más allá del portero, no entró en el partido como debiera y se espera. Los primeros 22 minutos se parecieron a los iniciales contra Granada y Osasuna, rivales que también se le pusieron por delante en el marcador por desajustes blanquinegros. Esa forma de entrar a los partidos a domicilio las tiene que corregir Bordalás, que sorprendió tanto en el once con Jason como también cuando le sustituyó al descanso sin tener él culpa de nada.

El Valencia, aún con el mazazo de los goles encajados, acabó reencontrándose consigo mismo. Y a eso hay que darle también su valor. En cualquiera de los dos últimos años se hubiera derrumbado y el ridículo hubiese sido de órdago. El gol de Hugo Duro (otro balón que toca, otro balón que manda a la red) le dio algo de vida y hasta parecía que podía volver a pelear por los puntos. Qué duda cabe que el Sevilla contribuyó a esa sensación de mejoría che. Los hispalenses eran conscientes del muro de su renta y también de lo mucho que les queda a ellos por competir. Así que dosificaron como lo hacen los equipos con poso: dejando pasar los minutos sin sufrir de más.

La baza que tenían los blanquinegros en el partido era que, por el carrusel de amarillas que sacó en la primera mitad Sánchez Martínez, alguno de los hispalenses amonestados se fuera a casa antes de tiempo. Pero Lopetegui se percató de ello y les sustituyó. Y ahí quedó en evidencia lo que es el Sevilla y por qué al Valencia no se le puede incluir hoy por hoy en su mesa: En-Nesiry por Rafa Mir, Navas por Montiel y Jordán por Rakitic. Y después Delaney por O`Campos. Quieres arroz, dos tazas. Dicho de otra manera, el Valencia no está para pensar en Champions y Real Madrid y Sevilla lo son. Así que tampoco hay que perder la perspectiva y pasar de castillos de fuegos artificiales a quemar la falla por perder dos partidos ante rivales que son superiores. El sábado en Mestalla el Athletic de Marcelino, ese sí, esa sí debe ser la Liga de este Valencia.