Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

Atrevimiento y verdad

La comedia bufa en la que se ha convertido el Barça me recuerda a una serie que estoy revisitando, The Office, que con muy mala leche retrata nuestras miserias, nos avergüenza y congela la risa en nuestra cara. Hay una chica que se queja a la cámara de la sinceridad de su novio: ¿Qué clase de juego es ese?, dice desconcertada. Del mismo modo, el FC Barcelona parece no estar nunca preparado para decirse la verdad sobre sí mismo. Se lo tendrían que haber pensado mejor antes de llamar a Koeman. La tradicional sinceridad holandesa alcanza en el rubio entrenador cotas alpinas.

De acuerdo, los humanos tenemos que mentirnos un poco para convivir, pero si la directiva anterior o la actual no querían escuchar que el emperador está desnudo, deberían haber llamado a entrenadores que meten el dedo en ojo ajeno, expertos en añagazas; o a los que se les llena la boca con el Juego de Posición y lo desconocen, titanes de las excusas. Conviene llamar a las cosas por su nombre casi siempre, pero cuando van mal es imprescindible. Para mejorar hay que reconocer las miserias propias. No hacerlo sería ir al psicólogo y mentir: solo te engañas a ti mismo.

Koeman, en la banda, siguiendo el partido.
Ampliar
Koeman, en la banda, siguiendo el partido.

Las verdades son estas: el Barça está en una crisis deportiva, económica y social por años de mal gobierno directivo que le ha llevado a tener las arcas vacías y una plantilla precaria, mal confeccionada y con escaso talento. Koeman es una bendición en cuanto a sinceridad y valentía, por coger el cargo en medio del temporal, por dar la cara cuando no había presidente, sosteniendo al club, por atreverse a poner a tantos jóvenes. Es honesto. Y es un entrenador limitado en cuanto a cultura táctica, sin vuelo, más pragmático y posibilista que brillante estratega. El grupo, justo de calidad, no está bien trabajado. Decir "es lo que hay" es cierto, pero peligroso porque sirve de excusa. Con la conferencia de prensa Ronald se reivindica, sus argumentos son imposibles de rebatir, pero seguramente le lleven al despido. La verdad casi siempre duele.