El Barça le saca brillo a la mediocridad
El novelista chileno Alfredo Bryce Echenique usa una frase que le regaló su niñera, "aquí, dándole pena a la tristeza". Así está al Barça, afrontando un destino empobrecido por la malandanza directiva que ha dejado al equipo como un remedo de lo que quiere ser, con una plantilla juvenil, carente de una ambición pospuesta.
Es cierto que faltan inspiraciones mayores, aparte de los que se han ido, porque ahí no está Pedri, por ejemplo, pero es que ni los más aventajados de los que juegan estuvieron ayer, otra vez, a la altura que se requiere a quienes aspiran, por origen, a ser émulos de Cruyff.
El partido de este lunes fue interpretado por el Barcelona con una mediocridad de la que se benefició el Granada, que sólo hizo ese rasguño moral que tuvo a Koeman con el sudor frío a flor de piel. No fue una derrota porque Araújo acertó en su enésimo intento, pero el diseño del partido parecía hecho para sufrir.
El corazón del Barça estuvo al borde del infarto, y el empate es algo así como una consolidación que deja pendiente casi todo menos una cosa: el Barça le saca brillo a su mediocridad, triste figura de sí mismo.
Una última palabra de homenaje a Manolete Esteban, que deja por razones de salud los tableros (AS, la Ser) en los que enseñó a leer o a escuchar el fútbol. La sensatez pura. Te echo de menos, maestro, me conformaré con recordar cada día tu nobleza.