Dura realidad para el Atlético

Pasión. Desde la eliminatoria ante el Liverpool, en la temporada 2019-20, la afición del Atlético no había podido acudir a un partido de Champions de su equipo. Más de año y medio sin presenciar en directo un encuentro de esta competición, por lo que había muchas ganas de revivir partidos así. Ese 18 de febrero de 2020 el Atlético ganó 1-0 al Liverpool en un Wanda Metropolitano lleno hasta la bandera. Frente al Oporto se congregaron 40.098 espectadores y el ambiente fue el de las grandes ocasiones. Los aficionados se citaron fuera del estadio y muchos incluso llegaron a primera hora de la tarde. Había ganas de Champions, de empezar a conseguir el primer triunfo en la pelea por ese torneo que tanto se le resiste al Atlético. Para muchas peñas, para muchos aficionados, sobre todo de fuera de Madrid, un partido europeo es el principal aliciente para acudir al estadio rojiblanco. El empate final dejó un poco fría a una afición que no dejó de animar a su equipo. 

Los pitos. Hubo aplausos para todos menos para uno. Griezmann recibió los primeros pitos de la afición (especialmente del fondo sur) cuando su nombre sonó por los video marcadores del estadio al anunciarse la alineación del Atlético y los suplentes. Simeone prefirió en esta ocasión a João Félix de inicio. El portugués ha luchado mucho para estar en forma cuanto antes, ante el Espanyol cuajó una buena media hora y se merecía el premio de medirse de inicio al Oporto, ante quien ya tuvo algunas batallas deportivas en Portugal. Griezmann estuvo en el banquillo y la afición le pitó. Era de imaginar. Nada que no haya sucedido antes en circunstancias similares.

Aplausos. Cuando entró al terreno de juego, en sustitución de João Félix, también fue pitado. Hay pocos jugadores de su calidad y de su talla y la afición rápido entendió que es uno de los suyos, por lo que en cuanto trianguló con sus compañeros también le aplaudieron. Los cambiois le volvieron a dar otra marcha y la entrada de Griezmann, Lodi y Correa revolucionó el choque. Entonces ya la aficíón no hizo otra cosa que no fuera animar de verdad a los suyos, volcados en busca del 1-0. El francés provocó la expulsión de un rival en el descuento y entonces ya no hubo dudas: es del Atleti y juega en el Atleti. Los pitos de verdad de la hinchada fueron para Pepe, a quien los rojiblancos no olvidan su pasado madridista. 

Campeones. La afición coreó a Simeone, aplaudió a Lemar cuando fue cambiado antes del descanso y gritó aquello de campeones, campeones para recordar quién manda no sólo en la capital sino también en LaLiga. Mientras tanto, en el terreno de juego, el Atlético se las veía para derrotar a un rival duro, fuerte y competitivo como el Oporto. El Atlético no tuvo suerte con los rivales en su grupo y a las primeras de cambio ya comprobó que el Oporto pondría las cosas muy complicadas. En el segundo tiempo apretó de verdad, encerró a su rival en el área pero el Oporto se defendió bien. El Atlético no tendrá un encuentro sencillo en toda la fase de grupos.

Exigente. Septiembre será un mes muy duro para el Atlético y los rojiblancos tendrán que apretar los dientes en cada partido. Espera el Athletic, luego el Getafe… Paso a paso, partido a partido, el Atlético tiene que ir solventando sus compromisos. Le hará falta tener gol.