El primer equipo español agraviado por el Bayern fue el Atlético, con aquel gol de Schwarzenbeck en el ultimísimo minuto de la prórroga, disgusto histórico sólo comparable al que le produjo el de Sergio Ramos en Lisboa. Por su parte, el Madrid ha tenido frecuentes conflictos con el Bayern, no sólo agravios de aquella dirección a esta (el 9-1 en un amistoso de pretemporada, la retirada en el descanso en un Trofeo Bernabéu, los cuernos de Augenthaler…), sino también en la inversa, con episodios que ensucian el historial europeo del Madrid, como el Loco del Bernabéu, el pisotón de Juanito a Matthaeus en la cabeza...

El Barça completó el trío de agraviados con aquel inesperado 8-2 en Lisboa, la peor derrota internacional en la historia del club. Ese día tembló todo y aún estamos recogiendo los cascotes del derrumbe. Así que el partido de esta noche entre Bayern y Barça tiene un morbo innegable. En sus vísperas, Menzel, corresponsal de AS en Alemania, ha hecho una entrevista a Rummenigge que merece atenta lectura. Recién abandonado el puesto de director general, hace un análisis fino de la situación de su club ante la Europa futbolística que viene, situado entre clubes con fuerte inyección extra de dinero y los que abogan por la Superliga.

El desembarco del Bayern en Barcelona coincide con la mala noticia de que Laporta le achica el campo a Koeman. Hace poco deslizó ante un corro de periodistas de confianza un ‘off the record’ de esos que los presidentes intervencionistas lanzan para hacer llegar recados por la espalda al entrenador: que confía en él… siempre que no se aparte para nada del 4-3-3; y que debía utilizar más a Umtiti y Riqui Puig. Me pregunto si Koeman obedecerá o resolverá que no hay nada menos inteligente que la obediencia. El tema fue comidilla en la conferencia de prensa y seguro que alguna fuerza ante los jugadores le resta. Mala cosa con el Bayern ‘ad portas’.