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El diablo aburrido

Vive el Barça tan al límite que las semanas más peligrosas son, con diferencia, las que no hay partido porque es entonces cuando se abren los micros, se convocan cenas, se conspira y se matan moscas a cañonazos. Que no hay nada más peligroso que el diablo cuando está aburrido es un dicho que en el Camp Nou toma su máxima expresión en cuanto se para la pelota. Debería estar en los estatutos del club.

Se ha podido comprobar esta máxima en este parón de selecciones, cuando de la nada se ha creado un tsunami entre Laporta y Koeman que ha tenido que ser contenido de manera urgente por los dos protagonistas.

Quiso el club aprovechar una semana tranquila (ejem) para organizar un encuentro entre periodistas elegidos y ejecutivos del club. Un encuentro que serviría para explicar a grandes líneas el camino del club. Cómos y por qués. Pero apareció Laporta por sorpresa y el seminario se volvió titular como el verbo se hizo carne. El resultado fue que Koeman quedaba en entredicho y luego tuvo que salir Laporta en la tele para reconocer que "igual alguna vez me he dejado llevar en alguna conversación off the récord, pero Koeman tiene toda mi confianza". A las 24 horas, el técnico comparecía en la prensa para aceptar la tregua del jefe aunque le reprochaba que “algunas conversaciones se han de quedar en el ámbito privado, a veces salen demasiadas cosas en la prensa. Hubo momentos complicados, el de final de la temporada pasada y el de la semana pasada”.

Por eso, después de la astracanada patrocinada por la Federación, la FIFA, LaLiga y la Conmebol por la que se aplaza el encuentro del sábado en Sevilla (hasta nueva orden de la autoridad competente) este fin de semana tiene más peligro que si se visitara el Pizjuán. No sea que se aburra el diablo y este fin de semana monte otra cena y la volvamos a tener liada.