Ni Eric, ni Laporte: España se rompe por el colectivo
España está en la encrucijada. Tanto por la trascendencia clasificatoria del partido como por la imagen dada, la Selección quedó muy dañada en su visita a Suecia. Su versión en lo bueno estuvo muy alejada de la impresión general que dejó en la Eurocopa. Y en lo malo se pareció y mucho. La gestión defensiva de España en el momento que no es capaz de hacer efectiva su presión alta dista mucho de ser la más adecuada. De nuevo volvió a desencajarse en situaciones de transición y mostró una fragilidad incontestable cada vez que Suecia juntaba jugadores cerca del área de Unai Simón. No se ganaron los duelos defensivos, se agrietó en los balones interiores y se titubeó en cada acción en el área propia. Kulusevski e Isak, que insinuó en cada intervención su elevadísimo techo futbolístico, se impusieron a Eric García y Laporte, a veces demasiado solos, superados sin poder corregir.
En cualquier caso, el dudoso rendimiento de los de Luis Enrique no se puede individualizar en nadie, aunque resulte tentador. España no se reconoció en Suecia porque no supo imponer su partitura de juego. En ataque se movió con mayor soltura a partir de las llegadas de segunda línea de Carlos Soler y el cambio de orientación al lado débil en algunas situaciones. Pero siempre dejó una sensación de debilidad sin balón. Cada jugada mal acabada o pérdida en zonas adelantadas supuso una amenaza a la contra de Suecia. Es cierto que Busquets y Koke no estuvieron, también que se echó en falta la naturalidad de Pedri en tres cuartos de campo, pero la gravedad del asunto es más importante al tratarse de un problema colectivo. Antes de Solna los defectos eran conocidos y le toca a Luis Enrique arreglarlos. La Eurocopa ya pasó y el Mundial se ve mucho más lejos ahora.
El roto defensivo
Kulusevski aparece entre líneas sin ninguna vigilancia cercana. Es una concesión que España no se podía permitir. Eric García y Laporte guardan su posición por miedo al desmarque de ruptura de Isak.