Mbappé: todo lo que se puede arreglar con dinero, tiene remedio

Se lo escuché a Florentino hace ya algunos años, cuando se empeñó en fichar a Zidane: "Todo lo que se puede arreglar con dinero, tiene remedio". No lo dijo con soberbia o desdén, todo lo contrario. Lo dijo con humildad. Él concibe el dinero como una herramienta, no como un fin. El fin era Zidane y la herramienta, el dinero. Por eso pagó 77,5 millones por Zinedine, que entonces se convirtió en el fichaje más caro de la historia.

El fichaje de Mbappé me retrotrae al de Zidane. Pero no es lo mismo. La Juventus de Agnelli, dueño de la FIAT y de Ferrari, era un emporio entonces, incluso más que ahora. Pero nada que ver con el PSG de hoy. El viejo Agnelli sería hoy un pobre de pedir frente al emir Al-Thani, poseedor de una fortuna incalculable que cabalga a lomos del gas, del que el país que en el que reina, Qatar, es el mayor productor mundial.

Pero Florentino, metido en lo de comprar y vender jugadores, es un galáctico. Juega con ventaja, porque maneja parámetros distintos al común de los mortales. Los 77,5 millones de Zidane, o los 170+10 (que pronto podrían ser 180+20) de Mbappé, dan vértigo a cualquiera, pero no a quien está acostumbrado a cerrar anualmente la contratación de miles de kilómetros de autopista a un precio medio de mercado de ocho millones por kilómetro, según haya que levantar, o no, viaductos para salvar obstáculos naturales.

Por eso hay que confíar en la capacidad negociadora de Florentino. Hasta las cero horas de mañana, todo es posible. Lo saben los únicos que verdad le importan, los socios del Real Madrid. Y la única presión que siente es la de todos ellos. La primera, las de sus nietos, todos socios, claro, que le llaman a cada rato para ver qué tal va lo de Mbappé. El abuelo les responde lo que a todos: tranquilos. Si Mbappé no viene ahora, vendrá después. Pero eso ya no depende de Florentino. Por él no quedará.