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Con la cabeza en otro lado

El bifurcado Real Madrid de estos días consiguió un apreciable botín en Heliópolis, la clase de victoria que no despierta entusiasmo por la brillantez del juego, ni por el momento en el calendario. El fútbol se encuentra en el nuevo territorio que confunde las antiguas pretemporadas con la competición de toda la vida. Son las semanas de agosto que preceden a la interrupción de las ligas en beneficio de los partidos internacionales de las selecciones, de manera que la Liga sirve para apurar la preparación, tomar nota de las necesidades y atender el mercado, que está a punto de cerrarse.

El equipo jugó contra el Betis. En el club estaban pendientes de Mbappé. A la hinchada le preocupaban las dos cosas. No resultan sencillas estas situaciones, empujan a las distracciones. El Madrid no deslumbró. Abandonó ese papel hace mucho tiempo. De vez en cuando ofrece un partido excelente –frente al Inter en San Siro, el pasado año, o contra el Borussia Moenchengladbach en Valdebebas–, pero si se recuerdan es porque no abundaron.

Venció porque fue más competente que el Betis. Hizo más y mejores cosas, sin epatar a nadie. Equipo serio, se solía decir en la jerga del fútbol. Serio en la segunda parte. En la primera fue un equipo bastante descosido, sin capacidad para controlar los movimientos y habilidades de Fekir y Canales, los dos jugadores diferenciales del Betis. El inconsistente Fekir, porque sabe latín, aunque lo demuestra mucho menos de lo que necesita su equipo. La llave del Betis es Canales. Desde su llegada al club sevillano, su rendimiento ha sido ejemplar en todos los aspectos.

El Madrid permitió desenvolverse a Canales, suministrador necesario de Fekir. La conexión contrarrestó las llegadas del Madrid, de nuevo sostenido por la velocidad de Vinicius y la sabiduría de Benzema, que volanteaba y lanzaba al brasileño. Todo apunta a una mejoría de Vinicius. Es la misma bala de los años anteriores, pero decide con más finura y hasta con pausa, cualidad imprevista en un delantero que no disponía de visión periférica. Ahora comienza a detectar lo que ocurre a su alrededor y a tomar decisiones correctas.

El paisaje cambió en el segundo tiempo. El Madrid cambió su registro, se empleó con más firmeza y anuló a Canales. Sin Canales, el papel de Fekir se redujo a la mínima expresión. Se intuyó la victoria madridista después del descanso. De elaborarla se encargaron Vinicius y Benzema, como no podía ser de otra manera. La concretó Carvajal con un espléndido y complicado remate, un ejemplo de equilibrio y precisión.

Sorprendió el cambio de Vinicius, que ha ascendido a titular, pero está lejos de ser un indiscutible, condición que no se adquiere en tres partidos, sino en una gran temporada. En cualquier caso, le discute el puesto a Hazard, suplente contra el Betis y atento a las noticias que llegan de París. Si llega Mbappé, solo quedará garantizada la titularidad de Benzema, que después de 12 años se ha erigido en una especie de tótem del Real Madrid. A los demás, Hazard, Bale y Vinicius, les tocará pelear por el puesto.