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Mbappé y el proceso inevitable

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El futuro de Kylian Mbappé está a un paso de decidirse. El Real Madrid ha golpeado primero con una oferta de 160 millones por el internacional francés, que ahora espera la respuesta del PSG para que le permitan vestir de blanco. Mbappé, que ha resistido todas las embestidas del PSG para renovar y ha soportado la presión como nadie en la capital francesa, espera que su equipo acepte la oferta del conjunto blanco para cumplir su sueño de jugar en el Real Madrid.

Porque lo de Mbappé y el Real Madrid es un matrimonio inevitable. El joven Kylian viajó hace años a la capital española para visitar la ciudad deportiva del club y se prometió que, algún día, jugaría en el Bernabéu. En 2017, tras una irrupción sin precedentes en la Ligue 1 en la que Mbappé llevó al Mónaco a ganar el campeonato y a las semifinales de Champions, el delantero estuvo a un paso de cumplir su sueño, pero mostró una madurez inesperada al fichar por el PSG. En París, cerca de su familia y sus amigos, Mbappé pasó de niño a hombre. Creció, hizo más grande a su club y disputó una final de Champions. Pero no todo es felicidad cuando uno tiene en la cabeza cumplir sus sueños a toda costa.

El mensaje de Mbappé a su club y a Al-Khelaïfi es claro: no piensa renovar ni por todo el dinero del mundo. Desde hace dos años, el jugador ha rechazado todas las ofertas que se le han puesto sobre la mesa en un ejercicio de resistencia que no se recuerda jamás en el PSG desde la llegada del jeque. A la madurez que ya mostró hace cuatro años para no precipitar su desarrollo hay que añadirle el talante y el pundonor para no aceptar estar bañado en oro para cumplir su sueño. Que, por supuesto, en el Real Madrid será el mejor pagado, pero percibiría bastante menos dinero de lo que le estaba ofreciendo el PSG.

Mbappé sabe que tarde o temprano su sueño va a llegar. Al-Khelaïfi está ahora mismo contra las cuerdas y tiene que decidir si aferrarse a su interminable orgullo o sacar 160 millones por un jugador al que perderán seguro en cuatro meses. El presidente del PSG, que se ha mostrado inapelable durante diez años en París, ha tenido su primer desliz con el talento de Bondy y no tiene por primera vez al toro cogido por los cuernos. En marzo, Mbappé pidió un equipo competitivo para renovar, pero el jeque no supo interpretarle, ya que mientras el jugador demandaba un proyecto en torno a él para acercarle a la renovación, Al-Khelaïfi le ha alejado con la llegada de Messi, que coloca al joven de 22 años en un tercer escalón tras el argentino y Neymar. Sin duda, se avecinan unos días de mucha intensidad y que pueden marcar un antes y un después en la carrera de Mbappé.