Vinicius Superstar
Partido de diván.- El partido estaba patas arriba para la tropa de Ancelotti. Un segundo tiempo que arrancó de nalgas ante un Levante que nunca se rinde hizo creer que íbamos a asistir al primer naufragio de la segunda era Ancelotti. Dos goles de Roger y Campaña encendieron todas las alarmas. Carletto, con toda la razón, se hacía cruces con lo ocurrido tras del descanso. Fue digno de ir al diván. Inexplicable que un equipo que en el primer tiempo silenció Orriols con un fútbol coral que llegó a desarmar a los hombres de Paco López (Courtois no tuvo que intervenir una sola vez hasta la pausa del bocadillo), se desdibujase de una forma tan brutal en la segunda entrega del partidazo del Ciutat. Ancelotti, astuto, tiró de Rodrygo y Vinicius, sus limpiaparabrisas de urgencia cuando llueve de forma torrencial sobre su equipo. Y en esas Vini volvió a sentar cátedra, a sentar sus credenciales...
Vini, mago con botas.- Los 37 minutos que nos regaló el brasileño serán recordados durante mucho tiempo. Dignos de hacer un DVD para guardarlo en la hemeroteca de los grandes momentos en la carrera de un futbolista. El carioca destrozó a la zaga granota con sus desmarques de ruptura, con sus regates supersónicos, con su velocidad endiablada... y con su mágica definición a la hora de ver puerta. Sí, apúntenlo bien. A este genio de 21 años solo le faltaba aprobar esta asignatura que en este deporte diferencia a los buenos de los legendarios. Pues en una semana ha metido tres goles (uno de cabeza, uno con la zurda y otro con la derecha) y ya es Pichichi provisional junto a Correa. Y ojo que provocó la roja de Aitor, que evitó con su acción que Vini firmase un hat-trick imperial. Pero me quedo con su serenidad en el gol del 2-2 y, sobre todo, con la picadita majestuosa en el 3-3. La pone ahí, con toda la intención del mundo. A Aitor solo le quedó aplaudir con la mirada. Un golpeo celestial, imposible para cualquier portero de este mundo. Por goles así se fichó a Vinicius por 40 millones. La joya ya luce en su esplendor. Celebremos que en nuestra Liga haya un crack de semejante calibre.
Isco y Carletto.- Durante dos cursos, Ancelotti disfrutó de la mejor versión del malagueño. Ahora se ha encontrado un Isco más maduro y más ambicioso. Lo bueno es que se sentaron en Valdebebas hace unas semanas y hablaron face to face. Isco cree que en su momento se fue injusto con él, pero a su vez reconoció a Carlo que estas dos últimas temporadas no había estado a la altura de lo que exige ser un jugador del Madrid. Esa autocrítica me rescata mi fe en el genio de Arroyo de la Miel. Hizo un partidazo en Orriols.
La magia del Levante.- Siempre vi con simpatía a los granotas. Llevan años compitiendo a un nivel que le ha permitido chafar ligas tanto al Madrid como al Barça (el año pasado, sin ir más lejos). No se arrugan ante nadie, gracias a ese gen competitivo que les ha insuflado Paco ‘Superlópez’. Y chapeau por el Comandante Morales, un vikingo de cuna que no pudo ver cumplido su sueño de verse de blanco en el Bernabéu. Eso nos hubiese ahorrado muchos disgustos. Qué bueno es el getafense.
In memoriam.- Este empate apasionante va por Mario Valencia, un niño de 13 años que nos ha dejado tras una lucha por la vida que supo llevar siempre con una sonrisa. La que le provocaba ver a su Madrid, que fue su espejo para saber que nunca hay que rendirse ni agachar la cabeza por mal que te vayan las cosas. Su tío Juan Chaves supo adiestrarle desde que nació en ese sentimiento madridista irreductible. Mario, desde allá arriba el equipo de Ancelotti y tu admirado Vini te va a dar muchas alegrías esta temporada. Siempre estarás en nuestros corazones.