El mercado es el que es y el Madrid debe cuidar su granero si no quiere acabar como el Barça ("1.351 millones de deuda", Laporta dixit). Por eso, me parece acertada la política de fichar jugadores que acaban contrato en sus clubes y prefieren aguantar la presión de su gente con tal de venir al Madrid. Te ahorras dinero y a la vez fichas compromiso. Si un chaval en su mejor edad futbolística prefiere desafiar a su club y a su afición con tal de verse vestido de blanco es que ha pasado la ITV del madridismo por la puerta grande. Ojalá Mbappé, Rüdiger, Goretzka y Pogba tengan eso tan claro como para esperar al próximo 1 de enero para firmar.

El que lidera el ranking del compromiso es Mbappé, que tiene al jeque y al emir de Qatar de los nervios. Lógico. El futuro mejor jugador del mundo solo piensa en llenar el nuevo Bernabéu para que jalee sus arrancadas mágicas por la banda de Padre Damián y del Paseo de la Castellana. Si se queda en el PSG jamás ganará el Balón de Oro (fijo que con tanto interés marketiniano se lo darían antes a Messi o Neymar). Y sabe que si ficha por el Real Madrid y los blancos hacen una gran temporada, todos los votos y las miradas irán hacia él. El Madrid es el mejor escaparate futbolístico de la Tierra. Que se lo digan a Figo, Zidane, Ronaldo o el propio Cristiano...

Ese plan permitiría ir a por el gigante Haaland el próximo verano, como único gran objetivo que obliga a pasar primero por caja. Si te traes a coste cero (sin contar las primas de fichaje) a cuatro jugadores de elite como los referidos y añades al mejor goleador de la próxima década, el Madrid reunirá un equipo asociado al éxito pese a no ser un club-Estado.